La abadía de Bellefontaine, en la diócesis de Angers, se prepara para un relevo histórico. A partir del verano de 2025, doce monjes benedictinos procedentes de la abadía Sainte-Madeleine du Barroux asumirán la vida monástica del monasterio, tras la retirada de la comunidad cisterciense actual debido a la avanzada edad de sus miembros.
Así lo ha explicado Dom Louis-Marie, abad del Barroux, en una entrevista concedida a RCF Radio, en la que detalla las razones espirituales, históricas y eclesiales de esta nueva fundación.
La continuidad de una familia monástica
Según el abad, la decisión nace de un proceso de discernimiento: la comunidad del Barroux cuenta actualmente con más de sesenta monjes, pese a haber sido concebida para unos cuarenta. El cierre anunciado de Bellefontaine abrió la posibilidad de asegurar la continuidad de la vida monástica en el lugar. La propuesta fue sometida a votación y recibió un respaldo ampliamente mayoritario.
Dom Louis-Marie subraya que no se trata de una ruptura, sino de una transmisión en continuidad. Los cistercienses son también benedictinos, y el fundador del Barroux, el padre Muard, se formó precisamente en ambientes trapenses. La llegada de los monjes se inscribe, por tanto, dentro de la misma tradición monástica.
Una abadía fiel a la Iglesia y a la tradición
La abadía de Sainte-Madeleine du Barroux fue fundada en 1970 por Dom Gérard, con el propósito de mantener la liturgia tradicional y una observancia monástica fiel a la herencia recibida, en un contexto marcado por los cambios posteriores al Concilio Vaticano II. Tras un periodo de tensiones y una vinculación inicial con Mons. Lefebvre para las ordenaciones, la comunidad optó en 1988 por permanecer en plena comunión con Roma, decisión que fue reconocida por la Santa Sede.
Dom Louis-Marie insiste en que la fidelidad a la liturgia tradicional nunca se planteó en oposición a la Iglesia, sino como una forma de enraizamiento espiritual. A su juicio, muchos jóvenes buscan hoy claridad, identidad y belleza, elementos que —afirma— encuentran en la tradición litúrgica y monástica.
Hombres contemplativos, no actores políticos
En relación con el motu proprio Traditionis Custodes, el abad reconoce su legitimidad, pero lo califica de acto “imprudente”, al considerar que introdujo restricciones ideológicas sobre una realidad cuyo balance pastoral era positivo. Con la llegada del papa León XIV, expresa su esperanza de una aplicación más amplia y justa.
Ante las inquietudes que la instalación de los monjes del Barroux pueda suscitar, Dom Louis-Marie recuerda que su vocación es esencialmente contemplativa. No se consideran activistas ni actores políticos, sino hombres de oración que viven en clausura y estructuran su jornada en torno al rezo del Oficio divino, desde la madrugada hasta la noche.
El obispo de Angers, Mons. Delmas, dio su aprobación tras un proceso de verificación, quedando satisfecho del carácter estrictamente monástico de la comunidad. La instalación definitiva en Bellefontaine está prevista para el verano de 2026.
