León XIV ha aprobado el nuevo Estatuto del Ufficio del Lavoro della Sede Apostolica (ULSA), introduciendo cambios sustanciales en su estructura, competencias y procedimientos, con el objetivo de reforzar la atención al mundo del trabajo dentro de la Santa Sede y mejorar la coordinación entre los distintos organismos vaticanos.
La aprobación se formalizó mediante un Rescriptum ex audientia Sanctissimi firmado el 25 de noviembre de 2025, tras una audiencia concedida al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y un día después de la publicación del nuevo Reglamento General de la Curia Romana.
Ampliación del Consejo y nueva composición
Uno de los cambios más relevantes afecta al Consejo del ULSA, órgano consultivo encargado de la elaboración de propuestas normativas. Según el nuevo Estatuto, el Consejo pasa a integrar, por primera vez, representantes de la Secretaría de Estado, del Vicariato de Roma, del Fondo de Pensiones y del Fondo de Asistencia Sanitaria (FAS), además de los organismos ya presentes, como el Dicasterio para la Evangelización, la Secretaría para la Economía, la APSA, la Fabbrica di San Pietro y el Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Todos los miembros del Consejo son nombrados por el cardenal secretario de Estado y ejercen su mandato por un período de cinco años. El Estatuto establece, además, que el Consejo debe reunirse al menos tres veces al año y siempre que lo soliciten al menos siete de sus miembros.
Funcionamiento más “sinodal”
El nuevo texto normativo introduce una novedad significativa en el modo de trabajo del Consejo: cada consejero puede proponer individualmente temas para el orden del día, quedando su inclusión a criterio del presidente del ULSA. Hasta ahora, esta posibilidad estaba limitada a propuestas conjuntas de varios miembros, lo que refuerza un funcionamiento más participativo y corresponsable entre las distintas Administraciones.
Competencias confirmadas y apoyo a los dicasterios
El Estatuto emendado confirma las funciones históricas del ULSA, creado en 1988 por san Juan Pablo II, como órgano encargado de la promoción y consolidación de la comunidad laboral de la Santa Sede. Entre sus competencias se incluyen la elaboración de propuestas normativas en materia laboral, la mejora de las condiciones económicas, asistenciales y previsionales del personal, así como la formación y actualización profesional de los empleados.
Se refuerza asimismo el papel del ULSA como órgano técnico-consultivo que asiste a los dicasterios y demás entes en la redacción de reglamentos particulares, aportando la experiencia acumulada en más de 35 años de actividad.
Procedimientos y controversias laborales
En materia de controversias laborales, el Estatuto mantiene la obligatoriedad del intento previo de conciliación ante el director del ULSA antes de acudir al Colegio de Conciliación y Arbitraje o a la Autoridad Judicial vaticana. El documento fija plazos precisos para la presentación de instancias y regula con detalle los procedimientos de recurso y audiencia.
Como novedad relevante, el Estatuto exige que los abogados rotales que intervengan en fase de conciliación acrediten una competencia específica en derecho del trabajo, mientras que los abogados civilistas deben demostrar conocimientos sólidos de derecho vaticano para poder inscribirse en el registro correspondiente del ULSA. Estas disposiciones buscan reforzar el rigor técnico y el sentido eclesial de las actuaciones jurídicas.
Atención papal al mundo del trabajo
Según Vatican News, el Rescriptum refleja la atención particular del papa León XIV al mundo del trabajo y su voluntad de aplicar de forma coherente la doctrina social de la Iglesia dentro de la Santa Sede, una prioridad que el Pontífice ha subrayado desde el inicio de su pontificado.