León XIV en el Ángelus: «José deja la última orilla de sus seguridades y navega mar adentro»

León XIV en el Ángelus: «José deja la última orilla de sus seguridades y navega mar adentro»

En el Ángelus del IV Domingo de Adviento, celebrado este 21 de diciembre de 2025 en la Plaza de San Pedro, el papa León XIV centró su meditación en la figura de san José, presentado como modelo de fe concreta frente a la incertidumbre. El Pontífice destacó la piedad, la caridad, la misericordia y el abandono confiado en Dios como virtudes esenciales del esposo de la Virgen María y como actitudes necesarias para preparar el corazón al encuentro con Cristo en la Navidad. Frente a la tentación de seguridades humanas, León XIV subrayó el ejemplo de san José, que aceptó el plan de Dios con obediencia y fe, invitando a los fieles a vivir este tiempo de gracia con perdón, esperanza y confianza en la Providencia.

Dejamos a continuación el mensaje completo de León XIV: 

Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!

Hoy, cuarto domingo de Adviento, la liturgia nos invita a meditar sobre la figura de san José. Nos lo presenta, en particular, en el momento en el que Dios le revela su misión en sueños (cf. Mt 1,18-24). De ese modo, nos propone una página muy hermosa de la historia de la salvación, cuyo protagonista es un hombre frágil y falible —como nosotros— y, al mismo tiempo, valiente y fuerte en la fe.

El evangelista Mateo lo llama “hombre justo” (cf. Mt 1,19), y esto lo describe como un israelita piadoso, que observa la Ley y frecuenta la sinagoga. Pero, además de eso, José de Nazaret se nos muestra también como una persona extremadamente sensible y humana.

Lo vemos cuando, aun antes de que el Ángel le revele el misterio que se está cumpliendo en María, frente a una situación difícil de comprender y de aceptar, él no elige la vía del escándalo y de la condena pública a su futura esposa, sino el camino discreto y benévolo del repudio en secreto (cf. ibíd.). De esa manera, demuestra que ha captado el sentido más profundo de su propia observancia religiosa: el de la misericordia.

La pureza y la nobleza de sus sentimientos se vuelven aún más evidentes cuando el Señor, en sueños, le revela su plan de salvación, indicándole el rol inesperado que deberá asumir: ser el esposo de la Virgen Madre del Mesías. Aquí, en efecto, José, con un gran acto de fe, deja también la última orilla de sus seguridades y navega mar adentro hacia un futuro que ya está totalmente en las manos de Dios. San Agustín describe así su consentimiento: «A la piedad y caridad de José le nació de la Virgen María un hijo, Hijo a la vez de Dios» (Sermón 51, 30).

Piedad y caridad, misericordia y abandono; estas son las virtudes del hombre de Nazaret que la liturgia nos propone hoy, para que nos acompañen en estos últimos días de Adviento, hacia la santa Navidad. Son actitudes importantes, que educan el corazón al encuentro con Cristo y con los hermanos, y que nos pueden ayudar a ser, los unos para los otros, pesebre acogedor, casa confortable, signo de la presencia de Dios. En este tiempo de gracia, no perdamos ocasión para practicarlas: perdonando, animando, dando un poco de esperanza a las personas con las que vivimos y a aquellas que encontramos; y renovando en la oración nuestro abandono filial al Señor y a su Providencia, encomendándole todo con confianza.

Que nos ayuden en esto la Virgen María y san José, que fueron los primeros en acoger a Jesús, el Salvador del mundo, con gran fe y amor.

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