El rito ambrosiano tradicional, expresión viva de la liturgia latina en Milán

El rito ambrosiano tradicional, expresión viva de la liturgia latina en Milán

El pasado domingo se celebró una Misa solemne según el rito ambrosiano tradicional en la basílica de San Ambrosio de Milán, uno de los templos más antiguos y emblemáticos de la ciudad. Según informó el New Liturgical Movement, la celebración tuvo lugar como ocasión especial con motivo del Año Jubilar y contó con el permiso del abad mitrado de la basílica, monseñor Carlo Faccendini.

La Santa Misa fue presidida por monseñor Francesco Braschi, canónigo honorario de la basílica, y contó con la colaboración de Nicola de’ Grandi como maestro de ceremonias, conocido por su labor sostenida durante años en favor de la preservación del rito ambrosiano. A la celebración asistieron también miembros de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Vanzaghello, localidad situada a unos 40 kilómetros de Milán.

El rito ambrosiano, propio de la archidiócesis milanesa y distinto del romano, conserva características litúrgicas propias que se remontan a la antigüedad cristiana. En este caso, la celebración correspondió al quinto domingo de Adviento ambrosiano —que comienza dos semanas antes que el romano—, por lo que se utilizaron ornamentos de color morado, sin que exista un equivalente al domingo Gaudete.

Una liturgia con rasgos propios

Durante la celebración pudieron apreciarse diversos elementos característicos del rito ambrosiano, como la disposición de los ministros sagrados a ambos lados del altar, el uso de un incensario sin tapa —que se balancea en amplios movimientos— o la colocación del Credo después del ofertorio, y no tras el Evangelio, como en el rito romano.

También se mantuvieron elementos tradicionales como los apparels en las albas del subdiácono, la proclamación final Benedicamus Domino en lugar del Ite, missa est, y el gesto del celebrante extendiendo los brazos en forma de cruz durante el Unde et memores, una práctica de origen medieval vinculada históricamente a la liturgia ambrosiana.

La basílica de San Ambrosio, cuyo baldaquino del altar mayor data del siglo IX, alberga además un célebre mosaico absidal del mismo período, reconstruido tras los daños sufridos durante la Segunda Guerra Mundial. En él se representa a Cristo entronizado junto a los arcángeles Miguel y Gabriel y los mártires Gervasio y Protasio, con figuras de santos vinculados a San Ambrosio en la parte inferior.

La celebración solemne puso de relieve la riqueza litúrgica de una tradición propia que, lejos de ser una excepción marginal, forma parte viva del patrimonio de la Iglesia latina y continúa siendo celebrada con fidelidad y dignidad en su contexto propio.

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