Comastri: «Nuestra esperanza es Dios que ha entrado en la historia»

Comastri: «Nuestra esperanza es Dios que ha entrado en la historia»

El cardenal Angelo Comastri, vicario general emérito de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano, ha reflexionado sobre el sentido profundo de la Navidad y la esperanza cristiana en su último libro, Il Natale dei Santi e degli atei (OasiApp, 2025). En una entrevista concedida a La Nuova Bussola Quotidiana, el purpurado subraya que solo la Encarnación de Cristo ofrece una respuesta real a la violencia, la desesperación y el vacío espiritual de la historia contemporánea.

Partiendo de la enseñanza de san Juan Pablo II en Tertio Millennio Adveniente, el cardenal afirma que la esperanza cristiana nace de la certeza de que Dios no ha permanecido distante, sino que ha entrado en la historia humana marcada por la guerra y el sufrimiento. Frente a una visión trágica del mundo —que autores como Norberto Bobbio describieron como un “matadero permanente”—, Comastri sostiene que la fe permite comprender el sentido del origen y del destino del hombre.

En contraste con la desesperación de figuras como Ernest Hemingway o Indro Montanelli, citadas por el cardenal, Comastri recuerda que el hombre no puede vivir del “nada”. Frente a ello, pone como ejemplo a san Francisco de Asís o a santa Teresa de Calcuta, quienes, careciendo de bienes materiales, vivieron una alegría profunda por tener a Dios en el corazón.

Santos, ateos y la «lección de Belén»

El libro toma como hilo conductor el encuentro del Verbo encarnado con figuras muy diversas —santos, escritores y pensadores ateos— para mostrar que la verdadera paz nace de la humildad, la pobreza espiritual y la apertura a la gracia. Para el cardenal, esta es la auténtica “lección de Belén”: custodiar el corazón del orgullo para reconocer la propia miseria y acoger a Cristo.

Entre los testimonios que más impresionaron a Comastri destaca el del escritor Curzio Malaparte, crítico feroz de la hipocresía con la que, a su juicio, muchos celebraban la Navidad. Sin embargo, recuerda el purpurado, Malaparte terminó abriendo su corazón a Cristo, recibió el bautismo poco antes de morir y falleció aferrado a un crucifijo.

La incapacidad de amar sin Dios

El cardenal insiste en que el misterio de la Encarnación revela que solo desde Dios se aprende el amor verdadero. En este sentido, advierte que muchas personas hoy “no saben amar”, incluso cuando hablan constantemente de amor. Comastri cita el testimonio del hijo de John Lennon, quien afirmó que su padre cantaba al amor, pero era incapaz de vivirlo en su propia familia.

Asimismo, destaca una reflexión del filósofo Jean-Paul Sartre, ateo confeso, quien llegó a describir con sorprendente profundidad el asombro y el temor sagrado de la Virgen María ante el misterio de Dios hecho niño, subrayando que incluso desde fuera de la fe puede intuirse la grandeza del acontecimiento cristiano.

«Ser cuna de Dios»

En su mensaje final, el cardenal Comastri anima a preparar el corazón para que la Navidad no sea una celebración vacía. Retomando una reflexión de Giovanni Papini, recuerda que el corazón está preparado para acoger a Cristo cuando se comprende que la felicidad no se compra con dinero, cuando se renuncia al orgullo y cuando se está dispuesto a hacer el bien incluso al enemigo.

Solo así —concluye— la Navidad deja de ser un rito social para convertirse en un acontecimiento real: el nacimiento de Cristo en el corazón del hombre, fuente de una alegría que ningún entretenimiento puede ofrecer.

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