La confirmación oficial por parte del Bollettino de la Santa Sede del nombramiento de monseñor Ronald A. Hicks como nuevo arzobispo de Nueva York ha cerrado un proceso muy relevante para la Iglesia en Estados Unidos. Pero, más allá del contenido del nombramiento, hay un aspecto que merece atención: el canal elegido para anticipar la noticia.
La exclusiva fue adelantada el lunes 15 de diciembre mundialmente por Religión Digital, un medio español que no oculta su línea editorial abiertamente herética, centrada de forma recurrente en debates sobre la abolición del papado, el papel de las «obispas y sacerdotisas» y demás «reformas» incompatibles con la doctrina católica. Se trata, además, de un portal con escasa implantación real entre los fieles, muy lejos en audiencia de otros medios católicos consolidados (el portal Hypestat confirma que se lee cuatro veces menos que Infovaticana). Y, sin embargo, fue el receptor de una información de alcance mundial.
Este hecho, por sí solo, dice mucho. No tanto sobre el medio —que actúa con coherencia respecto a su propia línea editorial—, sino sobre determinados sectores de la Curia romana y de los entornos que gestionan la comunicación eclesial. Que una decisión de primer nivel se filtre a un medio minoritario en términos de audiencia, pero perfectamente alineado con una determinada agenda, revela qué sensibilidades siguen encontrando eco en la curia de Roma, incluso cuando la base eclesial real se mueve cada vez menos en esa dirección.
Conviene decirlo con claridad y sin caricaturas: el catolicismo que entusiasma a estos medios no es el que viven la mayoría de los fieles. No es el de las nuevas vocaciones, ni el de las familias numerosas, ni el de quienes sostienen la vida ordinaria de la Iglesia. Y, sin embargo, sigue siendo el catolicismo que algunos despachos romanos consideran interlocutor privilegiado.
Dicho esto, corresponde también una felicitación honesta a Religión Digital. Dar una exclusiva mundial de esta naturaleza no es menor, y demuestra que el medio ha sabido situarse en el lugar adecuado para recibirla.
