El reciente nombramiento de mons. Ronald A. Hicks en la diócesis de Nueva York (Estados Unidos), además de ser un punto neurálgico en la Iglesia norteamericana, llegó con una anticipada oleada de suposiciones sobre su nuevo cargo. Hoy el Bolletino de la Santa Sede ha hecho oficial el nombramiento, confirmando así que León XIV ficha, en una de las sedes más importantes de Estados Unidos, al ex vicario del cardenal Cupich.
Biografía y Trayectoria
Ronald Aldon Hicks nació el 4 de agosto de 1967 en Harvey, Illinois (Estados Unidos). Creció en una familia de fe ecuménica – su padre católico y su madre luterana – donde aprendió desde niño a respetar distintas tradiciones cristianas y a mantener a Dios en el centro de la vida familiar. Durante sus años escolares en South Holland (Illinois), asistió a la escuela parroquial St. Jude the Apostle e ingresó en el seminario menor Quigley South de Chicago, un entorno que fomentaba la oración, las buenas obras y la formación integral. Su madre recuerda que Ron sintió el llamado ya en séptimo grado, después de un programa de verano vocacional, y decidió por sí mismo continuar en el seminario durante la secundaria.
Tras graduarse en 1985, Hicks discernió que, si iba a servir como sacerdote en Chicago, necesitaba hablar español. Postergó su entrada al seminario mayor para servir como voluntario en un orfanato en México con la organización Nuestros Pequeños Hermanos (NPH) durante 1989. Aquella experiencia marcó su vida: “Trabajar y estar en solidaridad con los pobres… muestra cómo todos somos parte de la familia de Dios” narró más tarde. Los sacerdotes a cargo – entre ellos el padre William Wasson, fundador de NPH – le inspiraron por su amor dedicado a los niños huérfanos, reforzando en Hicks la convicción de que esa era “una vida que valía la pena vivir”. De regreso a Illinois, obtuvo su licenciatura en Filosofía por Loyola University Chicago en 1989 y luego ingresó al seminario mayor en la University of St. Mary of the Lake (Mundelein Seminary), donde completó su Maestría en Divinidad en 1994.
Hicks fue ordenado sacerdote el 21 de mayo de 1994 en la catedral de Chicago por el cardenal Joseph Bernardin. Sus primeros años de ministerio transcurrieron como vicario parroquial en Our Lady of Mercy (Chicago) (1994-1996) y luego en St. Elizabeth Seton (Orland Hills) (1996-1999). En 1999 fue nombrado decano de formación en el seminario universitario St. Joseph College Seminary de Chicago, puesto en el que sirvió hasta 2005. A la par, continuó su formación académica y obtuvo el Doctorado en Ministerio en 2003, también en Mundelein.
Fiel a su espíritu misionero, en 2005 solicitó y obtuvo permiso del cardenal Francis George para servir nuevamente con Nuestros Pequeños Hermanos, esta vez como director regional de NPH en Centroamérica. Se trasladó a El Salvador, donde durante cinco años supervisó hogares para miles de niños huérfanos en nueve países latinoamericanos. “NPH es una misión extraordinaria… es una alegría ser parte de esta familia extendida que da a niños de situaciones terribles una segunda oportunidad y esperanza”, relató Hicks sobre esa etapa en una entrevista realizada por Catholic Profiles. En 2010, al concluir su servicio misionero, Hicks regresó a Chicago. El cardenal George lo nombró nuevamente formador en el seminario de Mundelein (2010-2014), donde además asistía celebrando Misa los fines de semana en la parroquia St. Jerome, en un barrio de fuerte presencia hispana.
Su encuentro con Blase J. Cupich
La llegada del cardenal Blase J. Cupich a Chicago marcó un giro en la trayectoria de Hicks. El 1 de enero de 2015, Cupich lo designó Vicario General de la Arquidiócesis de Chicago, convirtiéndolo en su colaborador más cercano en la administración pastoral. En julio de 2018, el papa Francisco nombró a Hicks como Obispo Auxiliar de Chicago (titular de Munatiana), cargo en el que fue consagrado el 17 de septiembre de 2018 en la catedral de Chicago. La ceremonia estuvo presidida por el propio Cardenal Cupich, acompañado por los obispos Francis Kane y George Rassas como co-consagrantes. A los 51 años, Ron Hicks se convertía en obispo. “Realmente quiero desarrollar un corazón pastoral; quiero asegurarme de no estar separado de la gente, sino con ellos”, afirmó en esos días previos a su ordenación episcopal en el diario local Chicago Catholic. De hecho, continuó sirviendo simultáneamente como Vicario General tras convertirse en obispo auxiliar, y adoptó la práctica de celebrar la Eucaristía cada domingo en una parroquia distinta, para permanecer cercano al pueblo de Dios en toda la arquidiócesis.
Francisco volvió a fijarse en él en 2020. El 17 de julio de ese año, el Papa nombró a Ronald A. Hicks como Obispo de Joliet, una diócesis suburbana vecina a Chicago. Hicks sucedería a Mons. R. Daniel Conlon – quien había renunciado anticipadamente por motivos de salud – convirtiéndose así en el sexto obispo de Joliet. Cupich, al dar la noticia, expresó: “Felicitamos al obispo Hicks por su nombramiento… Yo personalmente lo extrañaré, pues ha servido como mi Vicario General estos últimos seis años con competencia y distinción. El pueblo de Joliet recibe a un líder firme, amoroso y sabio, y esperamos seguir colaborando con él en los años por venir en la Conferencia Católica de Illinois”. Hicks fue instalado como Obispo de Joliet el 29 de septiembre de 2020 en la catedral de San Raimundo No-nato, en una ceremonia reducida por las restricciones de la pandemia. Estuvieron presentes el nuncio apostólico, Mons. Christophe Pierre, y el Cardenal Cupich, así como familiares y amigos cercanos, aunque la mayor parte de los fieles siguió la Misa de instalación en forma virtual.
Tendencia e Influencias dentro de la Iglesia
Hicks se alinea con el sector pastoral y reformador de la Iglesia en los Estados Unidos, en sintonía con las prioridades del Papa Francisco. Su trayectoria bajo la mentoría del Cardenal Cupich – uno de los prelados prominentes del ala más progresista – y su experiencia directa en misiones con los más necesitados, han moldeado un perfil de pastor abierto y cercano, más que de figura doctrinaria «rígida».
Desde sus primeros pasos como obispo auxiliar, Hicks ha cultivado relaciones cercanas con varios miembros del episcopado de Estados Unidos, en especial Cupich. Cupich no solo fue su arzobispo y jefe directo en Chicago, sino también un claro promotor de su ascenso. Fue Cupich quien confió en él para la delicada tarea de Vicario General y posteriormente lo presentó al Papa Francisco como candidato idóneo al episcopado. La admiración es mutua: Cupich elogió públicamente a Hicks como colaborador “de competencia y distinción” y se declaró apenado por su partida a Joliet. En la misa de instalación en Joliet, Cupich se hizo presente para acompañar a su antiguo vicario, evidenciando la amistad y sintonía pastoral entre ambos. Se ha descrito a Hicks como “protegido” o discípulo de Cupich, comparándolos en estilo pastoral y visión de Iglesia. No obstante, Hicks ha ido forjando también su propio círculo de relaciones más allá de Chicago.
Postura litúrgica y Traditionis Custodes
En cuanto a cuestiones litúrgicas, Hicks se ubica en una línea de fidelidad al Concilio Vaticano II y a las orientaciones del Papa, con un talante inclusivo hacia la diversidad cultural. Celebra la liturgia tanto en inglés como en español, reflejando la composición bilingüe de su diócesis. Pone mucho énfasis en la participación activa y consciente de los fieles en la Misa.
Respecto a la forma extraordinaria del rito romano (Misa Tridentina), Hicks ha mostrado una actitud equilibrada: acató las disposiciones del Papa Francisco (Traditionis Custodes, 2021) pero sin gestos abruptos hacia los fieles de esta liturgia. En la diócesis de Joliet existen comunidades estables de Misa tradicional (como la atendida por la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, FSSP) y el obispo no las ha suprimido, permitiendo que continúen su culto bajo los lineamientos vigentes. Cuando en 2023-24 hubo que reorganizar parroquias, una de ellas era personal para la forma tradicional; ante la preocupación de los fieles, Hicks garantizó que dicha comunidad seguiría siendo atendida pastoralmente, aunque se reconfigurase administrativamente su parroquia. Sin embargo, su propia práctica litúrgica se enmarca en la forma ordinaria posconciliar.
