Georg Gänswein, antiguo secretario personal de Benedicto XVI y actual nuncio apostólico en los países bálticos, ha hablado abiertamente sobre el trato recibido tras la muerte del Papa emérito, un periodo que describe como marcado por la marginación y la incomprensión dentro del Vaticano. En una extensa entrevista concedida a Il Tempo, el prelado alemán ofrece también su valoración del actual pontificado de León XIV, del que destaca el regreso claro de la centralidad de Cristo en la predicación y el magisterio.
Gänswein relata que, tras las exequias de Benedicto XVI, el entonces Papa Francisco le ordenó regresar inmediatamente a su diócesis de origen, Friburgo, sin asignarle ninguna tarea concreta, una decisión inusual para el secretario de un pontífice fallecido. Reconoce que incluso personas poco afines a él admitieron que el trato había sido “excesivamente duro”.
El giro con la nunciatura
La situación cambió un año después, en diciembre de 2023, cuando regresó a Roma para celebrar Misa en el primer aniversario de la muerte de Benedicto XVI. Animado por las Memores Domini, solicitó una audiencia con el Papa Francisco, que fue concedida de inmediato. Durante ese encuentro, Gänswein expuso con franqueza su situación personal y espiritual. Meses después, recibió el nombramiento como nuncio apostólico en Lituania, Letonia y Estonia, una misión diplomática completamente nueva para él.
El arzobispo reconoce que no se formó en la Academia Eclesiástica destinada a diplomáticos, pero subraya que sus años al servicio directo de Benedicto XVI y como prefecto de la Casa Pontificia le permitieron conocer de cerca las dinámicas internacionales y asumir esta responsabilidad con espíritu de servicio.
Benedicto XVI, un pontífice profético
En la entrevista, Gänswein se detiene con particular profundidad en la figura de Joseph Ratzinger, a quien presenta como un hombre dotado de una lucidez intelectual y espiritual poco común, capaz de anticipar con décadas de antelación las derivas culturales y religiosas de Occidente. Lejos de interpretaciones coyunturales, el arzobispo subraya que la dimensión profética de Benedicto XVI atraviesa toda su trayectoria, desde sus primeros años como profesor universitario hasta su pontificado y su etapa como Papa emérito.
Entre los textos que menciona, destaca la conferencia pronunciada en 2004 bajo el título La autodenigración de Occidente, en la que Ratzinger advertía que Europa había dejado de reconocerse a sí misma, incapaz ya de valorar lo verdadero, lo bello y lo sagrado de su propia tradición. Una reflexión que, según Gänswein, resulta hoy especialmente actual, en un contexto marcado por la descristianización acelerada y la pérdida de referencias culturales estables.
El nuncio recuerda también escritos aún anteriores, como un artículo publicado en 1958 sobre lo que denominaba “los nuevos paganos”, donde Ratzinger analizaba con precisión el proceso de secularización interna del continente europeo. Textos que, leídos hoy, parecen describir con notable exactitud la situación presente, confirmando —a juicio de su antiguo secretario— la capacidad del Papa alemán para leer los signos de los tiempos sin concesiones al espíritu del mundo.
En este contexto, Gänswein revela un dato hasta ahora desconocido: durante los años de Benedicto XVI como Papa emérito, él y las Memores Domini grabaron discretamente sus homilías dominicales, pronunciadas en el monasterio Mater Ecclesiae. El objetivo era preservar un magisterio oral que consideraban de gran valor espiritual y teológico. De ese trabajo silencioso surgieron posteriormente los volúmenes inéditos de sermones, entre ellos Dios es la verdadera realidad, una obra que —según Gänswein— condensa de manera especialmente clara el núcleo del pensamiento de Joseph Ratzinger: la primacía de Dios y la centralidad de la verdad frente al relativismo contemporáneo.
Liturgia, música y santidad
El nuncio subraya la importancia que Benedicto XVI otorgaba a la liturgia y a la música sacra, consideradas por él expresiones privilegiadas del misterio de la fe y del respeto debido a Dios. No en vano, revela Gänswein, el Papa emérito quiso que el primer volumen de sus Opera Omnia estuviera dedicado precisamente a la liturgia, antes incluso que a la teología o la eclesiología.
Sobre una eventual causa de beatificación, confirma que ha comenzado a recopilar testimonios de presuntos favores obtenidos por intercesión de Benedicto XVI, aunque recuerda que, según el derecho canónico, deben transcurrir al menos cinco años desde la muerte antes de abrir formalmente un proceso.
León XIV y el regreso de la centralidad de Cristo
Preguntado por sus impresiones sobre el actual Pontífice, Gänswein afirma que desde la primera aparición pública de León XIV percibió un cambio claro respecto a los doce años anteriores. Destaca su serenidad, su tono pastoral y, sobre todo, que en estos primeros meses de pontificado “la centralidad de Cristo ha vuelto con fuerza al primer plano de las homilías y de las palabras del pastor universal de la Iglesia”.
