Buenos Aires conmemora el 89.º aniversario del nacimiento de Jorge Mario Bergoglio con un concierto de música sacra en la Basílica Nuestra Señora de la Merced, este miércoles 17 de diciembre a las 20:00 horas. El acto, dedicado a Francisco, fallecido el pasado 21 de abril, reunirá obras históricas del repertorio sacro y el estreno de una cantata compuesta en su honor.
Según informa ACI Prensa, el programa se inscribe en el marco de los 300 años de música sacra en Latinoamérica y propone un recorrido por la tradición jesuita y el diálogo entre culturas a través de la música. El concierto incluirá obras de los misioneros jesuitas Doménico Zipoli y Roque Ceruti, figuras centrales del barroco musical en el Virreinato del Perú. De Zipoli se interpretarán los Salmos de Vísperas y de Ceruti la pieza Hoy que Francisco reluce.
Tras ese repertorio histórico tendrá lugar el estreno de la Cantata Sacra Nican Mopohua, obra de Pedro Chemes, escrita en náhuatl y castellano. La composición, vinculada al pensamiento del pontífice argentino, busca “tender puentes” entre las raíces indígenas y la herencia católica transmitida por la Compañía de Jesús.
La interpretación estará a cargo del Coro Nacional de Música Argentina y del Ensamble Interamericano Contemporáneo, conjunto creado para la ocasión con músicos de las principales orquestas porteñas, bajo la dirección del maestro Federico Ciancio. El evento cuenta con el apoyo de Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires, el Arzobispado de Buenos Aires, la Universidad Católica Argentina (UCA), la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Un homenaje llamativo
La elección de un concierto de música sacra como homenaje resulta, cuando menos, llamativa si se considera el estilo pastoral del propio Francisco. Durante su pontificado, el Papa argentino valoró la música sacra como instrumento de oración y de anuncio, pero marcó distancia con los actos culturales de tono formal o socialmente elitista. No fue habitual verlo asistir personalmente a conciertos, y su preferencia estuvo más bien en gestos de cercanía a las periferias que en celebraciones culturales de alto perfil.
¿le habría gustado un concierto por su cumpleaños? Probablemente habría apreciado el mensaje espiritual, la raíz popular y el acceso abierto del evento. La solemnidad del formato, en cambio, difícilmente habría encajado con su conocida desconfianza hacia lo que él mismo solía identificar como expresiones “burguesas” de la vida eclesial.
