Un documental retrata la devoción silenciosa a la venerable Alexia

Un documental retrata la devoción silenciosa a la venerable Alexia

Un nuevo documental pone el foco en la devoción discreta y constante que suscita en Madrid la venerable Alexia González-Barros, cuando se cumplen cuarenta años de su fallecimiento. Titulado Flores para Alexia, el trabajo cinematográfico se estrenó el pasado 5 de diciembre, coincidiendo con el aniversario de la muerte de la joven española, declarada venerable por el Papa Francisco en 2018.

El documental nace de un hecho que llama la atención: la tumba de Alexia nunca está sin flores. Día tras día, de forma anónima y sin publicidad, fieles de toda condición se acercan al Templo Eucarístico de San Martín de Tours, en pleno centro de Madrid, para dejar este sencillo gesto de cariño y oración.

Una vida breve marcada por la fe

Alexia González-Barros era la menor de siete hermanos de una familia profundamente católica. Con apenas 13 años comenzó a sufrir dolores en las cervicales que derivaron en el diagnóstico de un sarcoma de Ewing, un agresivo cáncer óseo frecuente en adolescentes. Durante diez meses de tratamientos, operaciones y hospitalizaciones, vivió un auténtico viacrucis que afrontó con serenidad, fe y una alegría que sorprendía a quienes la rodeaban.

Con plena conciencia de la gravedad de su enfermedad y de su cercana muerte, Alexia expresó reiteradamente su deseo de llegar al cielo. Frecuentó el sacramento de la confesión, recibió la unción de los enfermos y fue confirmada antes de la edad habitual. Comulgaba a diario y ofrecía una oración constante por quienes rezaban por ella: “Señor, a todos los que rezan por mí, devuélveles las oraciones multiplicadas”.

Tenía también una devoción sencilla y entrañable por su ángel de la guarda, al que llamaba familiarmente “Hugo”.

De un cementerio periférico al centro de la ciudad

Inicialmente enterrada en un cementerio a las afueras de Madrid, pronto se vio la conveniencia de trasladar sus restos a un lugar más accesible para los numerosos fieles que deseaban rezar ante su tumba. Con la autorización de la Archidiócesis de Madrid y de las autoridades vaticanas, en abril de 2004 sus restos fueron trasladados al Templo Eucarístico de San Martín de Tours.

Allí se colocó una urna de cedro dorada, adosada a la pared del templo. Desde entonces, un detalle no ha cambiado: siempre hay flores a sus pies.

Flores sin nombre, fe sin ruido

Este hecho fue el punto de partida del director Pedro A. Loma, que a lo largo de 2024 acudió repetidamente al templo para observar y recoger testimonios sin concertar entrevistas ni buscar protagonismos.

Sus autores explican que Flores para Alexia es “una mirada humana a pequeños gestos cotidianos: flores que llegan sin firma, visitas que nadie anuncia, una devoción que no necesita publicidad”. El filme muestra cómo la memoria de Alexia permanece viva a través de una fe sencilla, silenciosa y perseverante, en pleno corazón de una gran ciudad.

Fuente: Aciprensa

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