Francia: Beatificación de 50 jóvenes mártires en Notre Dame de París

Francia: Beatificación de 50 jóvenes mártires en Notre Dame de París

La Catedral de Notre Dame de París acogió este fin de semana la Misa de beatificación de 50 jóvenes mártires del apostolado católico, asesinados por los nazis entre 1944 y 1945 por odio a la fe, durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. La celebración fue presidida por el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo.

Tras el rezo del Ángelus de este tercer Domingo de Adviento (Gaudete), el Papa León XIV recordó la ceremonia y mencionó expresamente a los nuevos beatos: Raymond Cayré, sacerdote; Gérard-Martin Cendrier, fraile menor; Roger Vallé, seminarista; Jean Mestre, laico; y otros cuarenta y seis compañeros, procedentes de una treintena de diócesis francesas.

Testigos del Evangelio perseguidos por odio a la fe

León XIV alabó a los nuevos beatos como “valientes testigos del Evangelio”, perseguidos y asesinados por haber permanecido fieles a la Iglesia y junto a su pueblo en uno de los periodos más oscuros del siglo XX. León XIV recordó además a los 124 mártires que fueron beatificados en Jaén, igualmente víctimas de persecución religiosa, este sábado 13 de diciembre.

En la carta apostólica enviada a París con motivo de la celebración, el Papa estableció que la fiesta litúrgica de los 50 nuevos beatos se celebrará cada año el 5 de mayo.

“Mártires del apostolado” al servicio de sus hermanos

El purpurado destacó que estos jóvenes —sacerdotes, religiosos, seminaristas, militantes de la Acción Católica y scouts— respondieron al llamamiento del entonces arzobispo de París, el cardenal Emmanuel Suhard, y del padre Jean Rodhain, para asistir espiritualmente a los trabajadores franceses deportados a Alemania para realizar trabajos forzados.

La mayoría de los nuevos beatos tenía entre 20 y 35 años y compartió la suerte de más de un millón de jóvenes franceses enviados a fábricas y campos de trabajo, privados de asistencia religiosa. En ese contexto, explicó Hollerich, comprendieron la urgencia de acompañarlos humana y espiritualmente.

“Eran verdaderos mártires del apostolado”, afirmó el arzobispo, subrayando que su vida de servicio fue coronada por el sacrificio del martirio. Gracias a su caridad, añadió, lograron crear “islas de humanidad” incluso en el infierno de los campos de concentración, devolviendo esperanza, paz y fortaleza a quienes los rodeaban.

Testimonios de fe hasta el final

Entre los nuevos beatos figura el joven scout Joël Anglès d’Auriac, decapitado a los 22 años en diciembre de 1944, tras confesarse, comulgar y rezar el rosario. Antes de morir, afirmó: “Estoy en completa paz… porque voy hacia Jesucristo”.

Otro de los beatos, Jean Mestre, renunció a solicitar una exención que le habría evitado la deportación y escribió a su madre explicando que, aunque la amaba profundamente, amaba aún más a Jesucristo y sentía que debía ser testigo entre sus compañeros.

Un mensaje para la Iglesia y los jóvenes de hoy

En la parte final de su homilía, el cardenal Hollerich subrayó que el testimonio de estos mártires recuerda que la fe cristiana no es una realidad privada, sino que debe expresarse en el servicio concreto al prójimo. Señaló también que el desprecio nazi por la libertad religiosa convirtió a estos jóvenes en auténticos mártires de la libertad religiosa.

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