El cardenal Gerhard Ludwig Müller, ex prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, analizó la situación actual de la Iglesia y de Europa en una entrevista concedida a The Catholic Herald con motivo del inicio del tiempo de Adviento. En sus declaraciones, abordó el sentido espiritual de este tiempo litúrgico, el proceso de secularización europeo, la recepción del Concilio Vaticano II, la situación de la Fraternidad San Pío X y las implicaciones eclesiales del Camino Sinodal alemán.
El Adviento como tiempo de purificación y esperanza
Al referirse al Adviento, el cardenal subrayó que este tiempo no puede reducirse a una preparación externa para la Navidad. Recordó que el año litúrgico hace presente la historia de la salvación y que la esperanza cristiana se fundamenta exclusivamente en Cristo. En este sentido, afirmó: «Prepararse para la Navidad no puede consistir únicamente en comprar regalos y dejarse llevar por una cierta romanticización estacional».
Müller advirtió contra la tentación de confiar en soluciones ideológicas o políticas presentadas como salvíficas. «No podemos poner nuestra esperanza —ni en la vida ni en la muerte— en los falsos profetas y pseudo-mesías de fabricación ideológica y política», señaló, subrayando que la historia reciente ha mostrado las consecuencias de esas falsas promesas.
Europa y el proceso de descristianización
En su análisis de la situación europea, el cardenal sostuvo que el secularismo contemporáneo no implica la desaparición de lo religioso, sino una sustitución del cristianismo por una forma de autorredención secular. «El secularismo europeo no está vacío de religión; es una forma suave —y a veces violenta— de descristianización», explicó.
A su juicio, la cuestión decisiva para los cristianos no es el contexto cultural en el que viven, sino la fidelidad a Dios. «Para nosotros, el punto decisivo no es si vivimos en un entorno secular o religioso, sino que pongamos nuestra confianza en Dios mediante la fe, la esperanza y la caridad», afirmó.
El Concilio Vaticano II y su correcta interpretación
Preguntado por los debates sobre el Concilio Vaticano II, Müller rechazó con claridad la contraposición entre su letra y su espíritu. «Esta distinción es un insulto a la inteligencia teológica de todo católico», declaró. Según explicó, apelar a un supuesto “espíritu del Concilio” en oposición a sus textos oficiales introduce categorías ajenas a la fe y no tiene relación con la acción del Espíritu Santo en la Iglesia.
El cardenal insistió en que la doctrina conciliar debe leerse en continuidad con la Tradición apostólica y no como una ruptura.
La Fraternidad San Pío X y la unidad de la Iglesia
En relación con la Fraternidad San Pío X, Müller afirmó que no puede avanzarse en el diálogo sin el reconocimiento pleno del Concilio Vaticano II como concilio ecuménico válido. Rechazó las tesis de sede vacante y la idea de que este grupo represente la última defensa de la auténtica fe católica.
«No hay ninguna justificación para distanciarse de la Iglesia católica», señaló, recordando que la Iglesia, como ya subrayaba san Agustín, está formada por santos y pecadores. En este contexto, afirmó que la unidad eclesial se fundamenta en Cristo y se expresa visiblemente en el ministerio petrino, hoy ejercido por el Papa León XIV.
Críticas al Camino Sinodal alemán
El ex prefecto fue especialmente crítico con el Camino Sinodal alemán, al que negó cualquier autoridad magisterial. «La organización del llamado Camino Sinodal no posee autoridad doctrinal ni es una asamblea constituyente», afirmó, subrayando que no puede establecer una “Iglesia nacional” al margen de la comunión universal.
Müller advirtió que determinadas propuestas promovidas en este proceso no representan un desarrollo legítimo de la doctrina, sino una ruptura con la Revelación. «Se trata de un intento herético de sustituir la comprensión cristiana de la persona humana por la ideología de género», afirmó, señalando además que la crisis eclesial en Alemania se refleja en la pérdida masiva de fieles, el cierre de seminarios y la disminución de vocaciones.
Recordó asimismo las palabras del Papa Francisco en su carta de 2019 a los católicos alemanes, en la que advertía que la Iglesia «no se renueva adaptándose al espíritu de los tiempos, sino redescubriendo el Evangelio».
Una llamada a la claridad doctrinal
A lo largo de la entrevista, el cardenal Müller insistió en que la credibilidad y la unidad de la Iglesia dependen de la fidelidad a la Revelación y de una enseñanza clara de la fe. A su juicio, solo una Iglesia arraigada en Cristo y en la Tradición puede afrontar los desafíos del mundo contemporáneo sin perder su identidad.
