El secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, ha viajado a Mozambique para visitar la provincia de Cabo Delgado, un territorio marcado por una violenta insurgencia islamista que desde 2017 ha dejado miles de muertos, comunidades destruidas y más de medio millón de desplazados. La visita entre el 8 y el 10 de diciembre, busca llevar consuelo y visibilidad internacional a una región donde los católicos viven bajo amenaza constante.
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Una provincia devastada por el extremismo y el abandono
Mozambique, país de mayoría cristiana y convivencia histórica con el Islam, sufre desde hace años graves tensiones políticas y sociales. En el norte, la pobreza extrema y la inestabilidad han favorecido la expansión de un movimiento yihadista local conocido como Ansar al-Sunna, responsable de ataques indiscriminados, decapitaciones, secuestros, esclavitud sexual y la quema de iglesias, aldeas y también mezquitas.
Cabo Delgado, con casi tres millones de habitantes, soporta la peor parte de esta violencia. Además, el ciclón Chido en 2024 agravó la destrucción. El obispo de Pemba, António Juliasse, ha advertido repetidamente que su pueblo está siendo olvidado por la comunidad internacional.
El objetivo de la visita: mostrar que la Iglesia no olvida a los perseguidos
En la misa celebrada el 8 de diciembre en Pemba, Parolin transmitió un mensaje claro: “El Santo Padre no olvida Cabo Delgado”. El cardenal aseguró que toda la Iglesia reza por la paz y la reconciliación en esta región golpeada por el terrorismo.
Durante su estancia, se reunió con autoridades civiles locales, agentes pastorales y, el 9 de diciembre se encontró con desplazados internos y participó en un encuentro interreligioso.
La visita forma parte de un viaje más amplio iniciado el 5 de diciembre, con motivo del 30º aniversario de relaciones diplomáticas entre Mozambique y la Santa Sede, que incluyó encuentros con el presidente Daniel Chapo, líderes políticos y la conferencia episcopal del país.
Un gesto necesario pero insuficiente ante una crisis que se agrava
La presencia del cardenal Parolin ha sido recibida como un estímulo para los católicos de Cabo Delgado, poco acostumbrados a recibir figuras de alto rango debido al nivel de peligro que representa la provincia, incluida en las advertencias internacionales de viaje por terrorismo.
Sin embargo, el contexto sigue siendo sombrío. El informe 2025 de Aid to the Church in Need subraya un empeoramiento significativo de la libertad religiosa en Mozambique, con ataques sistemáticos contra iglesias, símbolos cristianos y comunidades enteras. La combinación de avance yihadista, inestabilidad política y autoridad estatal debilitada crea un escenario en el que los derechos fundamentales están gravemente comprometidos.
El papel limitado del Vaticano ante una crisis internacional
Según The Pillar, la Santa Sede es consciente de que sus posibilidades de influir directamente en la situación son muy limitadas. Puede ofrecer acompañamiento moral, visibilizar la tragedia en foros internacionales como la ONU y continuar exhortando a la comunidad internacional a no desentenderse de esta región olvidada.
