La Unión Europea ha puesto en marcha un nuevo cuestionario dirigido a niños y adolescentes de entre 7 y 17 años, en el que se les invita a declarar su “género” y su “identidad sexual”. La iniciativa, difundida a través de una plataforma oficial de Bruselas para la “participación de los niños”, introduce categorías ajenas a la biología y abre la puerta a que los menores exploren nuevas formas de autodefinición. Asociaciones de padres denuncian que se está sembrando confusión desde edades tempranas y promoviendo la ideología de género como si fuera un dato neutro.
Un proceso institucional para moldear la visión de los menores
El cuestionario, publicado en un sitio web oficial de la UE, solicita nombre y apellidos de los menores antes de ofrecer cuatro opciones de “género”: masculino, femenino, no quiero decirlo, otro. También incluye preguntas sobre salud mental e identificación con el grupo “LGBTIQ+”. El sondeo permanecerá abierto hasta el 8 de diciembre, y Bruselas afirma que los resultados “servirán para revisar los proyectos europeos y los planes nacionales de infancia”.
La iniciativa encaja en la estrategia sistemática de la Comisión Europea de promover la agenda LGBT en todos los niveles, especialmente entre los niños, presentando el género como una construcción flexible y normalizando nuevos modelos de convivencia ajenos a la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer.
Padres polacos alertan: “Confunden a nuestros hijos en cuestiones básicas”
Magdalena Czarnik, de la asociación Parents Protecting Children (Polonia), denuncia en La Nuova Bussola Quotidiana que el cuestionario presenta a los menores la idea de elegir entre “masculino y femenino” o incluso optar por “otro género”. Para la activista, esto constituye “el primer paso hacia la confusión de conceptos fundamentales, evidentes a la razón y confirmados tanto por la biología como por la creación bíblica”.
Czarnik también subraya que organizaciones financiadas por la UE, como ILGA Europe —que recibe cerca del 70% de su presupuesto de la Comisión—, están impulsando una agenda “top-down” para promover la ideología LGBTQI+ entre los menores y debilitar progresivamente la institución familiar. Un proceso que, advierte, recuerda otros proyectos de ingeniería social del siglo XX, con consecuencias de estandarización, estatismo y ruptura de vínculos naturales.
Contexto: presión judicial y exclusión de asociaciones familiares
Este sondeo llega poco después de la polémica sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que pretende obligar a los Estados miembros a reconocer los “matrimonios” entre personas del mismo sexo celebrados en otros países.
A la vez, mientras la Carta de Derechos Fundamentales de la UE garantiza la protección de la familia, la FAFCE —la principal federación católica de asociaciones familiares en Europa— ha visto rechazado su acceso a fondos europeos. La Comisión alega supuestas “disparidades de género” y riesgo de limitar la difusión de políticas de igualdad. Vincenzo Bassi, presidente de FAFCE, denuncia abiertamente una “discriminación ideológica” contra el enfoque favorable a la familia natural.
Una ofensiva cultural de amplio alcance
Para diversas asociaciones y analistas, todas estas decisiones confirman una estrategia que busca redefinir la identidad humana desde la infancia y sustituir la visión natural de la familia por categorías ideológicas. La resistencia social crece en muchos países, pero Bruselas insiste en avanzar en políticas que, bajo un lenguaje de “inclusión”, transforman radicalmente el concepto de infancia, educación y familia.
