Filipinas: la Conferencia Episcopal elige a Mons. Garcera, voz destacada del impulso sinodal

Filipinas: la Conferencia Episcopal elige a Mons. Garcera, voz destacada del impulso sinodal

Según informó National Catholic Register, el arzobispo Gilbert Garcera, de Lipa, asumió este lunes oficialmente la presidencia de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP) tras su elección en la 130ª asamblea plenaria del episcopado, celebrada el 5 de julio. La decisión supone una ruptura con la tradición, que normalmente preveía la elección del vicepresidente saliente —en este caso, Mons. Mylo Hubert Vergara—, algo que no ocurría desde 2011. Su mandato, junto con el del nuevo vicepresidente, el arzobispo Julius Tonel de Zamboanga, se extenderá hasta el 30 de noviembre de 2027.

Un liderazgo marcado por la agenda sinodal

Garcera ha desarrollado un perfil fuertemente vinculado a la sinodalidad, concepto que ha promovido con insistencia en los últimos años. En enero de 2024 publicó un documento de 271 páginas, titulado Enlarging the Space of Our Tent, donde defiende la necesidad de una perspectiva más inclusiva dentro de la Iglesia y alienta a valorar la riqueza y diversidad de la experiencia humana.

La elección de Garcera se produce en un contexto delicado para Filipinas, marcado por la corrupción gubernamental y reiterados desastres naturales. Su antecesor, el cardenal Pablo Virgilio David, agotó dos periodos consecutivos, dejando una presidencia caracterizada también por un entusiasmo sinodal que ahora se verá reforzado bajo la nueva dirección.

Apertura pastoral hacia personas con atracción del mismo sexo

El nuevo presidente de la CBCP, según la misma fuente, ha abogado públicamente por una sensibilidad pastoral hacia quienes experimentan atracción por el mismo sexo. Garcera sostiene que sacerdotes y agentes de pastoral deben acompañarlos hacia una unión más profunda con Cristo, asegurando que las parroquias sean comunidades de acogida, sanación y amor.

Aunque afirma mantener la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, insiste en que la verdad no debe convertirse en motivo de exclusión, sino en un llamado a un compromiso más profundo con el amor. Este enfoque, que evita confrontar abiertamente la creciente presión cultural, despierta interrogantes sobre sus implicaciones doctrinales y pastorales en un país tradicionalmente católico.

Trayectoria: entre comisiones y estructuras episcopales

Antes de ser nombrado obispo de Daet en 2007, Garcera sirvió como secretario adjunto general de la CBCP y como secretario ejecutivo de la Comisión Episcopal para las Misiones, comisión que posteriormente presidió. Como obispo también encabezó la Comisión Episcopal para la Familia y la Vida. Desde 2017 ocupa la sede metropolitana de Lipa.

Una elección que confirma un rumbo

La elección de Garcera no solo rompe una costumbre interna del episcopado filipino; confirma, además, que la agenda sinodal se consolida como línea dominante dentro de la CBCP. Su insistencia en una Iglesia más inclusiva y más amplia se inscribe en un lenguaje pastoral que, aunque no contradice explícitamente la doctrina, abre espacios ambiguos que suelen ser aprovechados para diluirla.

El énfasis en acompañar sin confrontar, en acoger sin definir, y en ampliar la tienda sin clarificar sus límites, refleja una tendencia que ya ha generado confusión en otras conferencias episcopales. En un contexto social creciente en inestabilidad moral y política, la Iglesia en Filipinas necesita firmeza, claridad doctrinal y valentía apostólica, no documentos interminables que sustituyan la enseñanza por la retórica.

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