Según comunicó hoy la Santa Sede, este viernes 5 de diciembre tuvo lugar la consagración episcopal del padre Francesco Li Jianlin, nombrado por el Papa el pasado 11 de agosto como nuevo obispo de la Prefectura Apostólica de Xinxiang, en la provincia china de Henan. Su designación fue aprobada en el marco del Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y la República Popular China, en vigor desde 2018 y renovado periódicamente.
La ordenación se realizó tras la aceptación de la renuncia pastoral de Mons. Giuseppe Zhang Weizhu, quien había gobernado la prefectura en un contexto especialmente delicado para la Iglesia clandestina y para las comunidades no reconocidas por el Estado chino.
Un sacerdote formado en Henan y Hebei
Francesco Li Jianlin nació en 1974 en Huixian, en una familia católica de tradición firme. Su formación sacerdotal comenzó a principios de los años noventa, primero en el seminario de Zhengding y luego en el de Yixian, en la provincia de Hebei, un itinerario típico de muchos sacerdotes del norte de China. Fue ordenado en 1999 y desde entonces desempeñó distintos encargos pastorales en la Prefectura Apostólica de Xinxiang: primero como párroco en Qinyang, después como formador de seminaristas y religiosas, y finalmente como párroco en Jiaozuo. Su trayectoria muestra un conocimiento profundo del tejido católico de Henan, una región donde la fe ha resistido durante décadas presiones políticas y controles estatales.
Cercanía al aparato religioso-político del Estado
La biografía de Li no se limita a su tarea pastoral. Muy pronto comenzó a integrarse en los organismos oficiales que el régimen chino utiliza para supervisar a las comunidades de fe. Participó en varias estructuras de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CPPCC), tanto a nivel local como municipal, y asumió responsabilidades dentro de la Asociación Patriótica y los comités provinciales encargados de los asuntos religiosos. Estos organismos no son neutrales: forman parte del entramado institucional diseñado para asegurar que las comunidades católicas permanezcan bajo la dirección del Partido Comunista.
Esta participación sostenida a lo largo de los años indica que Li Jianlin ha sido considerado por las autoridades como una figura fiable, capaz de representar una línea eclesial compatible con los objetivos políticos del Estado. Su nombramiento en 2013 como dirigente local de la Iglesia “oficial” —en un acto supervisado por los departamentos de Asuntos Religiosos y del Frente Unido— confirmó su perfil como sacerdote alineado con la estructura patriótica.
El conflicto con Mons. Zhang Weizhu y la ruptura con la Iglesia clandestina
La historia reciente de Xinxiang no puede comprenderse sin mencionar el largo conflicto entre el clero oficial y el clero clandestino. En 2011, el entonces obispo legítimo de la prefectura, Mons. Joseph Zhang Weizhu, publicó una carta denunciando la conducta de Li Jianlin, a quien acusaba de actuar sin obediencia al obispo y de administrar sacramentos sin jurisdicción válida. Zhang afirmaba que estas acciones rompían la comunión eclesial y, en consecuencia, declaraba a Li separado de la Iglesia local, prohibiendo a los fieles participar en celebraciones con él.
Aquella carta tuvo gran repercusión entre las comunidades clandestinas de Henan, que desde entonces vieron en Li a un sacerdote demasiado próximo al control estatal. Mientras Zhang sufría detenciones y presiones constantes por mantenerse fiel a Roma, Li ascendía en la estructura oficial reconocida por el gobierno.
Una elección episcopal bajo presión política
Tras la muerte del Papa Francisco, en abril de 2025, las autoridades chinas impulsaron la elección de Li como “obispo” de Xinxiang durante el período de sede vacante. Aquella designación, realizada por la vía política habitual, fue interpretada por muchos analistas como un gesto de fuerza destinado a mostrar que el aparato estatal mantiene el control sobre el nombramiento de los pastores. Xinxiang, además, es una circunscripción especialmente sensible: su obispo legítimo, Mons. Zhang, llevaba años sometido a arrestos e intimidaciones por negarse a someter la Iglesia local al control del Partido.
Reconocimiento vaticano y nueva etapa
El panorama cambió en agosto de 2025, cuando Roma anunció que el padre Francesco Li Jianlin había sido nombrado oficialmente obispo de Xinxiang, en el marco del Acuerdo Provisional entre la Santa Sede y China. Al mismo tiempo, la Santa Sede aceptaba la renuncia de Mons. Zhang Weizhu, figura de referencia para la comunidad clandestina. Con la consagración de Li este 5 de diciembre, la prefectura entra en una etapa nueva, marcada por la regularización de una situación que durante años había sido fuente de tensión entre el Vaticano y Pekín.
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