Mons. Dominique Rey: “El futuro del rito tradicional sigue abierto”

Mons. Dominique Rey: “El futuro del rito tradicional sigue abierto”

La reciente entrevista concedida por Mons. Dominique Rey a Tribune Chrétienne, con motivo de la publicación de su libro Mes choix, mes combats, ce que je crois, ofrece una panorámica inusual y franca sobre la situación de la Iglesia en Francia y en el mundo. Conocido por su audacia pastoral y su claridad doctrinal, el obispo francés —ahora residente en París tras su salida de Fréjus-Toulon— repasa sus años de episcopado, sus convicciones más profundas y los desafíos que, a su juicio, marcan este tiempo de crisis y oportunidad.

Rey no rehúye ningún asunto: desde acusaciones políticas hasta la gestión de abusos, pasando por la misión, la formación sacerdotal y la secularización. Su testimonio revela la visión de un pastor que ha buscado, durante un cuarto de siglo, mantener la fidelidad doctrinal sin sofocar la creatividad del Espíritu.

El futuro del rito tradicional: Estamos en una fase de espera

En el terreno litúrgico, Mons. Rey adopta un tono prudente pero esperanzado. La aplicación de Traditionis custodes ha generado tensiones, cierres, restricciones dispares según las diócesis y un clima de incertidumbre para muchos fieles vinculados al rito romano tradicional.

Rey subraya que el Papa, pese a las decisiones tomadas, aún no ha adoptado medidas definitivas, y que su actitud es la de un pastor prudente, que busca la paz y la unidad. Para sustentar esta lectura, menciona un hecho que ha pasado desapercibido en no pocos análisis: la reciente autorización para que el cardenal Raymond Leo Burke celebrara la Misa tradicional en la basílica de San Pedro.

Ese gesto —explica— difícilmente se produciría si la intención fuera clausurar por completo la presencia del rito antiguo en la Iglesia. De ahí su conclusión: la situación sigue abierta y el discernimiento en Roma no ha terminado. Para miles de fieles, esta apreciación introduce un matiz relevante: Traditionis custodes no habría dicho la última palabra.

Una mirada a la misión de la Iglesia en Francia

Más allá de la liturgia, Rey insiste en el enorme potencial misionero que aún late en la Iglesia de Francia. Pese a la secularización y la pérdida de influencia cultural, señala que allí donde surgen comunidades fervorosas y laicos comprometidos, el espíritu de la nueva evangelización promovida por San Juan Pablo II sigue vivo.

Es hora de dejar atrás el cristianismo de costumbre, afirma, convocando a un estilo más audaz y más coherente, capaz de hablar de Cristo en una sociedad a menudo desconfiada o indiferente.

Durante su mandato en Fréjus-Toulon, Rey convirtió la diócesis en un laboratorio pastoral donde acogió a comunidades nuevas, grupos carismáticos, iniciativas vocacionales y realidades diversas. Esa apertura generó frutos, pero también tensiones y, finalmente, una intervención romana que limitó su margen de acción.

El obispo reconoce las pruebas vividas, pero afirma haber mantenido la convicción de que su misión no le pertenece: Soy servidor, no propietario.

Nueva etapa en París: una misión sin diócesis, pero no sin fecundidad

Hoy, libre de responsabilidades administrativas, Rey reside en una parroquia parisina donde acompaña a grupos cristianos, predica retiros y participa en iniciativas de evangelización. Su objetivo, afirma, es contribuir a superar la fragmentación que afecta tanto a la sociedad como a la Iglesia, favoreciendo una inteligencia colectiva misionera.

Pese a la crisis que atraviesa la Iglesia, Rey mantiene un tono firme de esperanza. Señala signos de vitalidad: conversiones, bautismos, jóvenes comprometidos en obras sociales y evangelizadoras. Cristo no abandona a su Iglesia, repite citando el Evangelio: Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.

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