La designación del cardenal Grzegorz Ryś como nuevo arzobispo de Cracovia estuvo acompañada por un discurso en el que, con una franqueza poco habitual, reveló el eje de su identidad eclesial: una adhesión plena al legado del papa Francisco. Ante sacerdotes y colaboradores, Ryś presentó al pontífice argentino ya fallecido como la figura que ha marcado de modo decisivo su visión de la Iglesia y su propio ministerio.
Lea también: Grzegorz Ryś: trayectoria y formación del nuevo arzobispo de Cracovia
Aunque hasta ahora había cultivado un perfil más equilibrado dentro del episcopado polaco, sus recientes declaraciones evidencian una clara sintonía con la línea pastoral y sinodal promovida por Francisco.
Una escena decisiva: la visita a la tumba de Francisco
El cardenal narró una experiencia que lo marcó profundamente. Durante los días de pre-cónclave, visitó junto al cardenal Konrad Krajewski la tumba del papa Francisco. Allí, dijo, buscó una palabra, una orientación:
“Padre Santo, dime algo. El cónclave se acerca. Dime algo.”
Pero no obtuvo respuesta. Y fue entonces cuando comprendió el sentido de ese silencio:
“Descubrí que yo había aprendido de él todo lo que creo sobre la Iglesia.”
Según Ryś, aquel momento confirmó interiormente la raíz de su visión pastoral y doctrinal.
“No quiero otra Iglesia”
El corazón de su mensaje fue la confesión abierta de que su modelo de Iglesia está enteramente vinculado al pontificado de Francisco:
“No quiero otra Iglesia. Simplemente no quiero. No puedo imaginar otra Iglesia que la que nos enseñó Francisco.”
Luego añadió una descripción del tipo de Iglesia que considera auténtica:
“No quiero una Iglesia que no sea misionera.
No quiero una Iglesia que no sea misericordiosa.
No quiero una Iglesia que no sea abierta, que no esté en diálogo.”
Ryś afirmó que, aunque ha estudiado a los papas anteriores, fue Francisco quien configuró su comprensión episcopal:
“En mi vida adulta como obispo, quien me enseñó la Iglesia fue este Papa.”
Francisco como modelo de Evangelio y de Concilio
El cardenal también quiso subrayar que Francisco no proponía una invención personal, sino una lectura fiel del Evangelio y del Concilio Vaticano II:
“Francisco vivía el Evangelio al 150%. Vivía el Evangelio y vivía el Concilio.”
Para Ryś, el pontificado del Papa argentino representó una forma concreta de acción del Espíritu Santo, especialmente visible en la vida de su archidiócesis.
Ocho años de ministerio interpretados a la luz de Francisco
A lo largo de su intervención, insistió en que todo lo realizado durante sus ocho años como arzobispo de Łódź —sinodos diocesanos, impulso caritativo, catecumenado, iniciativas formativas y evangelizadoras— no eran obras propias:
“No hay ni una sola cosa que sea mía. Todo es obra de Dios.”
Y añadió que nunca introdujo proyectos personales o innovaciones ajenas a la tradición:
“Nunca inventé nada para la Iglesia. Para edificar la Iglesia hay que seguir a Pedro.”
De este modo, colocó a Francisco como referencia decisiva de su gestión: tanto en la orientación pastoral como en el discernimiento doctrinal.
Un tono que marca el inicio de una nueva etapa en Cracovia
El discurso del cardenal Ryś, cargado de emoción y gratitud, perfila la clave con la que asumirá la sede de Cracovia, históricamente vinculada al legado de san Juan Pablo II. Su mensaje sugiere que interpretará esta misión desde la continuidad explícita con el estilo y las prioridades del papa Francisco.