Un vídeo difundido en redes recupera las palabras del escultor Juan de Ávalos —autor de la célebre «La Piedad» del Valle de los Caídos— en las que reacciona con energía a la posibilidad de que su obra sea retirada o desmantelada. El fragmento procede, según la publicación, del programa Tal Cual (1993).
En la grabación, de apenas unos segundos, Ávalos expresa tristeza por que la guerra civil siga siendo un motivo de divisiones y responde con ironía y molestia ante la sugerencia de desmontar su escultura: «tendrían que poner una cantidad de dinamita en la obra que yo he hecho», dice, subrayando el carácter irreversible y violento de una operación así.
La decisión gubernamental de “resignificar” el Valle de los Caídos y la eventual retirada de elementos artísticos y religiosos, entre ellos la escultura de La Piedad de Juan de Ávalos, han reavivado el debate público sobre memoria, arte y política. La reacción de Ávalos, captada en este breve archivo audiovisual, no es sólo una defensa del valor artístico de su obra: es, además, un reproche público contra la instrumentalización política de la memoria histórica.
Más allá de las disputas ideológicas
Juan de Ávalos (1911–2006) fue un republicano convencido antes de la Guerra Civil y poseedor del carné nº 7 del PSOE en Mérida, además de exiliado político en Portugal durante los primeros años de Franco.
Su trayectoria política, sin embargo, no le impidió realizar algunas de las obras religiosas más imponentes del siglo XX español, ni dejar un legado de arte sacro profundamente marcado por el simbolismo cristiano.
Su capacidad para trascender la ideología y trabajar en proyectos de inspiración religiosa —incluidas esculturas de Cristo, vírgenes y santos— demuestra que el arte sagrado no pertenece a una ideología, sino que responde a una visión trascendente de la belleza y la fe.
