Reapertura de la Basílica de San Benito en Nurcia: signo de una “renovación religiosa” para Europa

Reapertura de la Basílica de San Benito en Nurcia: signo de una “renovación religiosa” para Europa

La Basílica de San Benito, cuna del patrono de Europa, volvió a abrir sus puertas al culto tras haber sido gravemente dañada por el terremoto de octubre de 2016. Según informó Vatican News, la ceremonia de dedicación y reapertura se celebró el 31 de octubre y estuvo acompañada por un mensaje del Papa León XIV, firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin.

En el texto, el Pontífice compartió “la alegría común” por la restauración de un templo “tan querido” por la comunidad local, calificando el acontecimiento como un signo tangible de una profunda renovación religiosa. El Papa expresó su gratitud a todos los que colaboraron en la reconstrucción —instituciones, trabajadores y benefactores— subrayando que la obra ha sido “muy sentida y esperada” no sólo en Umbría, sino también en toda Italia y en otros países.

“El corazón palpitante de la espiritualidad benedictina”

La Basílica, símbolo histórico y espiritual de la tradición monástica, representa, según el mensaje pontificio, “el corazón palpitante de la espiritualidad benedictina”. Para la diócesis de Spoleto-Nurcia, su reconstrucción marca el fin de un largo periodo de “exilio” y el inicio de una nueva etapa de vida comunitaria.

Durante la homilía, el arzobispo de Spoleto-Nurcia y presidente de la Conferencia Episcopal de Umbría, Mons. Renato Boccardo, afirmó que “las puertas de la Basílica se abren hoy para acoger a cuantos vengan aquí a tomar luz y fuerza para el camino de la vida cristiana”.

Sin embargo, advirtió que la belleza del edificio “no basta por sí sola para hacerlo casa de Dios entre las casas de los hombres”, si no se sostiene con una comunidad viva y solidaria, capaz de construir “una sociedad más acogedora y misericordiosa”.

San Benito, luz en tiempos de ruina

Mons. Boccardo evocó la figura de san Benito, patrono de Europa, como “luz en un tiempo de ruina”, citando las palabras de san Gregorio Magno. Recordó que, al igual que en el siglo VI —cuando Europa estaba sacudida por invasiones, luchas dinásticas y el colapso de las instituciones—, también hoy el continente sufre heridas ideológicas y morales que han minado su alma: la pérdida del sentido religioso, el relativismo ético, las guerras, la carrera armamentista, el resurgir del antisemitismo y la tentación de levantar muros en lugar de tender puentes.

El prelado advirtió que esas fragilidades se extienden también al terreno político, marcado por “gobiernos inestables, polarización ideológica, crecimiento del populismo y del nacionalismo, y pérdida de confianza en las instituciones democráticas”.

El “retorno a san Benito”: profecía y no nostalgia

En este contexto, el arzobispo propuso un “retorno a san Benito”, no como un gesto de nostalgia sino como una llamada profética. El fundador del monacato occidental supo reunir en la caridad a hermanos diversos, construyendo una fraternidad basada no en equilibrios precarios, sino en la conversión interior y la transformación de los corazones.

“La verdadera paz no se firma, se vive”, recordó el prelado, subrayando que la reapertura de la Basílica es una llamada a construir una “casa de todos”, fundada en el bien común, la sabiduría y lo eterno, más allá del cálculo o la técnica.

Europa y la “solidaridad benedictina”

Boccardo insistió en que la solidaridad entre los pueblos no puede reducirse a estrategia diplomática o instrumento económico, sino que debe apoyarse en la búsqueda sincera de la verdad y del bien. Solo esa fuerza interior —añadió— puede impedir que la política, las finanzas y la cultura se plieguen al interés de parte.

“Sin un alma —recordó el arzobispo—, Europa corre el riesgo de reducirse a una mera agregación funcional de intereses económicos y técnicos, sin verdadera cohesión espiritual.”

Celebración con presencia eclesial y civil

La Santa Misa fue concelebrada por dieciséis obispos y abades benedictinos de Italia, entre ellos el cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo emérito de Perugia-Città della Pieve, y el abad primado de la Confederación Benedictina, Jeremias Schröder.

Asistieron también representantes de las instituciones civiles: el ministro italiano de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Francesco Lollobrigida, y la vicepresidenta del Parlamento Europeo, Antonella Sberna, en representación del Gobierno italiano y de Europa.

Un signo de esperanza para el continente

La reapertura de la Basílica de San Benito no es sólo un acontecimiento arquitectónico o local, sino un símbolo de esperanza para Europa, invitada a redescubrir sus raíces espirituales. Como subrayó el Papa León XIV, el templo restaurado es un testimonio de fe viva y de renacimiento religioso, que recuerda al continente su vocación cristiana y su necesidad de alma.

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