El “Oficio de Difuntos”: una oración antigua y poderosa por las almas del purgatorio

El “Oficio de Difuntos”: una oración antigua y poderosa por las almas del purgatorio

El antiguo y poderoso “Oficio de Difuntos” es una de las joyas más solemnes de la liturgia católica, destinada a ofrecer sufragios por las almas del purgatorio. Lo recordamos hoy 2 de noviembre, día especialmente dedicado a rezar por los fieles difuntos, recordando que la Iglesia no olvida a sus muertos, sino que intercede por ellos con la confianza de que “el amor es más fuerte que la muerte”.

“No dudemos en socorrer a los que han muerto y en ofrecer por ellos nuestras oraciones”, exhorta san Juan Crisóstomo.

Una liturgia al alcance de todos los fieles

El “Oficio de Difuntos” forma parte de la Liturgia de las Horas, y puede recitarse de forma privada en cualquier momento —excepto domingos o solemnidades—. Aunque tradicionalmente era rezado en comunidad o en coro, hoy puede ser ofrecido incluso por un fiel en soledad, uniéndose espiritualmente a la oración de toda la Iglesia.

La belleza de esta oración radica precisamente en su carácter litúrgico: no es una devoción privada más, sino la oración oficial de la Iglesia por sus hijos difuntos. En ella resuena la fe católica en la comunión de los santos: los vivos interceden por las almas del purgatorio, y ellas, a su vez, oran por quienes aún peregrinan “en este valle de lágrimas”.

Del coro monástico al corazón del laico

Tras el Concilio Vaticano II, la reforma litúrgica permitió que la Liturgia de las Horas —y, por tanto, el Oficio de Difuntos— quedara abierta también a los laicos, cumpliendo así el deseo de que más cristianos participen de la oración oficial de la Iglesia. Aunque se suprimieron algunas horas tradicionales, como Prima, se amplió el acceso al rezo del breviario para todos los fieles.

Aun así, muchos católicos desconocen la existencia de este oficio y su riqueza espiritual. En palabras del autor, rezar el Oficio de Difuntos es una forma sencilla, doctrinalmente sólida y profundamente católica de ayudar a las almas: un acto de misericordia espiritual que alimenta la esperanza en la Resurrección.

Un tesoro olvidado de la Tradición

El rezo del Oficio de Difuntos no solo beneficia a las almas del purgatorio, sino que educa a los vivos en la esperanza cristiana, recordando que la muerte no tiene la última palabra. Rezar por los muertos es una de las obras de misericordia más antiguas de la Iglesia y una expresión tangible de la comunión de los santos.

En tiempos en que la memoria de la muerte es cada vez más rechazada, esta práctica recupera su sentido original: la certeza de que cada alma tiene valor eterno y de que el amor orante puede alcanzar incluso más allá del sepulcro.

 

Fuente: National Catholic Register

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