El Vaticano condena a Nicola Giampaolo por calumnias tras difamar al cardenal Becciu y al Dicasterio de los Santos

El Vaticano condena a Nicola Giampaolo por calumnias tras difamar al cardenal Becciu y al Dicasterio de los Santos

El Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano ha condenado a Nicola Giampaolo a tres años y seis meses de prisión, además de la inhabilitación para cargos públicos, por el delito de calumnia contra el cardenal Angelo Becciu, el padre Bogusław Turek (C.S.M.A.) y el Dicasterio para las Causas de los Santos, representado por su prefecto, el cardenal Marcello Semeraro.

La sentencia, dictada el 29 de octubre de 2025, reconoce la responsabilidad del acusado por difundir acusaciones falsas que dañaron gravemente la reputación de las personas implicadas y del propio Dicasterio. El tribunal también ordenó el pago de las costas judiciales y una indemnización de 20.000 euros al padre Turek, además de 15.000 euros al cardenal Becciu y otros 15.000 euros al Dicasterio.

Una difamación sin fundamento

Las calumnias de Giampaolo estaban relacionadas con una supuesta causa de beatificación del político italiano Aldo Moro, víctima del terrorismo en 1978. Giampaolo, que se presentaba falsamente como postulador, habría afirmado que en el Vaticano se pedían sumas de dinero para promover el proceso de beatificación, señalando directamente al padre Turek y al cardenal Becciu.

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Sin embargo, el Dicasterio para las Causas de los Santos desmintió categóricamente estas afirmaciones ya en abril de 2021. En aquel comunicado, aclaró que “no existe ninguna causa de beatificación relativa al Honorable Aldo Moro” y que Nicola Giampaolo nunca fue nombrado postulador. “Ningún dinero fue solicitado ni recibido, porque no existe tal causa”, afirmaba entonces la nota oficial.

Verdad, justicia y transparencia

La sentencia representa una reparación moral y jurídica para quienes fueron injustamente difamados. Pero también tiene un significado más profundo: el reconocimiento de que la calumnia no puede quedar impune, especialmente cuando se usa para manchar la reputación de quienes sirven a la Iglesia.

El fallo del tribunal vaticano, además de condenar al responsable, restaura la verdad y reafirma la seriedad de la justicia pontificia, que no duda en actuar incluso dentro de sus propias estructuras cuando está en juego el honor y la verdad.

Un llamado a la prudencia y a la caridad

El caso Giampaolo cierra un episodio que durante años alimentó sospechas e insinuaciones. Pero deja abierta una reflexión necesaria: la credibilidad de la Iglesia se defiende no sólo con palabras, sino con verdad, transparencia y justicia.

En un mundo que aplaude la difamación y desprecia el honor, la Iglesia muestra otro camino: el de la reparación, la prudencia y la caridad. Porque —como enseña el Evangelio— “la verdad os hará libres”.

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