El copríncipe episcopal de Andorra, Mons. Josep Lluís Serrano-Pentinat, ha reaparecido como uno de los nombres decisivos en la resolución del escándalo financiero del Vaticano vinculado al edificio de Sloane Avenue, en Londres, considerado el caso más grave de gestión económica en la Santa Sede durante la última década. Caso en el que está involucrado —y acusado— el cardenal Giovanni Angelo Becciu.
Un informe del medio Le Veu Lliure, reveló que entre mayo y agosto de 2019 Serrano-Pentinat ejerció como director de London 60 SA, la sociedad que administraba la propiedad londinense en el corazón de Chelsea y que se encontraba bajo investigación por presunto fraude, malversación y abuso de poder. Su nombramiento, solicitado desde Roma, se produjo en el momento más delicado del proceso.

Un diplomático de carrera al servicio de la Santa Sede
Ordenado sacerdote y formado en el servicio diplomático del Vaticano, Serrano-Pentinat ingresó en 2012 en la Secretaría de Estado. Desarrolló su labor en las nunciaturas de Mozambique, Nicaragua y Brasil antes de incorporarse, en 2019, a la Sección de Asuntos Generales en Roma. Su experiencia internacional y su perfil administrativo explican por qué fue designado para asumir temporalmente la dirección de la sociedad londinense.
Durante los tres meses que ocupó el cargo, supervisó las operaciones financieras y estableció protocolos de control y transparencia para evitar nuevas pérdidas. Su intervención, según fuentes próximas al Vaticano, permitió evitar un daño económico mayor y preparar la liquidación ordenada del activo.
El epicentro de un caso histórico
La sociedad London 60 SA había sido creada por la Secretaría de Estado para gestionar una inversión inmobiliaria que acabó envuelta en maniobras especulativas a través de fondos offshore y gestores externos. Los fiscales vaticanos demostraron que los recursos procedían en parte de donaciones destinadas a fines caritativos, desviadas a operaciones de alto riesgo mediante una red de intermediarios encabezada por Raffaele Mincione y Gianluigi Torzi.
El caso reveló la vulnerabilidad de los mecanismos internos del Vaticano. Altos funcionarios, como el entonces sustituto de la Secretaría de Estado, Monseñor Edgar Peña Parra, firmaron acuerdos bajo información incompleta que otorgaban a Torzi el control real de la propiedad. La investigación posterior mostró cómo incluso los superiores, incluido el cardenal Parolin, habían sido deliberadamente mantenidos en la oscuridad.
De la crisis al cierre definitivo
Tras años de litigios y auditorías, el Vaticano vendió el edificio londinense en julio de 2022 por 186 millones de libras. Finalmente, London 60 SA fue disuelta el 7 de octubre de 2025, marcando el fin de un capítulo que puso a prueba la credibilidad financiera de la Santa Sede.
Los informes finales reconocen que la gestión técnica y prudente de Serrano-Pentinat contribuyó a restablecer el orden y a evitar una pérdida aún mayor. Su papel demostró que la intervención de responsables con experiencia diplomática y eclesial puede resultar decisiva en situaciones de riesgo institucional.
Un copríncipe con proyección internacional
La disolución de London 60 SA no borra el escándalo, pero deja constancia de que la transparencia y la responsabilidad personal pueden abrir paso a la restauración moral dentro del Vaticano. Un recordatorio de que la administración de los bienes de la Iglesia debe regirse por el mismo principio que guía su misión: servir a la verdad y al bien común, no al poder ni al lucro.
Para el Principado de Andorra, la figura del copríncipe episcopal adquiere así una relevancia más amplia. Serrano-Pentinat, además de su rol religioso y político en el país, ha mostrado capacidad de gestión y solvencia ética en escenarios de alta complejidad, lo que nos deja expectantes ante el caso del avance de la ley de aborto que está en negociación con mediación del Vaticano.
