El ministro socialista se reúne con el cardenal Pietro Parolin para insistir en las presiones sobre la Iglesia y el futuro del Valle de los Caídos, en una nueva ofensiva del Gobierno contra los símbolos católicos de España.
El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, ha viajado este viernes a Roma para mantener una reunión con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede. El encuentro tuvo como objetivo “tratar diversos asuntos de interés en las relaciones entre la Iglesia y el Estado”, según fuentes del propio Ministerio.
Detrás del lenguaje diplomático, sin embargo, todo apunta a que el verdadero propósito del viaje ha sido reactivar el plan del Gobierno para profanar en el Valle de los Caídos, una obsesión del Ejecutivo de Pedro Sánchez desde hace años, y que Bolaños pretende ahora impulsar de nuevo con el aval del Vaticano.
El ministro socialista ya se había reunido con Parolin el pasado mes de febrero para avanzar en sus negociaciones con la Iglesia, justo cuando el Gobierno anunciaba su intención de “resignificar” el Valle de los Caídos, un eufemismo con el que pretende transformar un lugar sagrado de culto y reconciliación en un espacio reinterpretado según su ideología de memoria histórica.
Aunque la muerte de Francisco les pilló a contrapié y obligó a mantener la basílica consagrada y a permitir que la comunidad benedictina continuara su labor espiritual en el recinto, todo indica que Moncloa no ha renunciado a su plan profanador, sino que busca fórmulas para debilitar la presencia eclesial y neutralizar el significado religioso del monumento.
No hay que olvidar que el Gobierno ya logró, con la connivencia de Parolin, la expulsión irregular y caprichosa del prior Santiago Cantera, quien se había convertido en el principal obstáculo moral y jurídico para los planes de Moncloa. Aquella decisión, adoptada en el tramo final del pontificado de Francisco, fue interpretada por muchos fieles como una rendición del Vaticano ante las presiones del Ejecutivo socialista.
Sin embargo, tras la muerte del Papa Francisco y la llegada al trono de San Pedro del Papa León XIV, todo lo negociado bajo el anterior pontificado ha quedado anulado. Esta nueva reunión en Roma servirá, por tanto, para comprobar si la Santa Sede mantendrá la línea de sometimiento y profanación heredada, o si León XIV decidirá poner freno a los intentos del Gobierno de despojar a la Iglesia en España de uno de sus lugares más sagrados.
A pesar de los intentos del Ejecutivo por imponer su relato, el Valle de los Caídos sigue siendo una basílica pontificia, un lugar de culto católico y un símbolo de reconciliación nacional, custodiado por la oración perseverante de los monjes benedictinos y por la fe de miles de fieles que se niegan a aceptar su profanación.