Durante un encuentro celebrado este miércoles 22 de octubre en el Salón Pablo VI del Vaticano, el Papa León XIV dirigió un emotivo saludo a una delegación de la Fraternité Monseigneur Courtney de Burundi, acompañada por el nuncio apostólico en ese país, Monseñor Dieudonné Datonou.
El Santo Padre recordó las palabras de San Pablo —“La esperanza no defrauda” (Rm 5,5)— y las relacionó con el lema del Año Jubilar 2025, reafirmando que la esperanza cristiana tiene su fundamento en Jesucristo, única fuente de vida y salvación para el mundo.
“Una familia cercana al Papa en Burundi”
León XIV expresó su gratitud por la labor de la Fraternidad en favor de los pobres y de los más vulnerables, destacando su testimonio como “una familia cercana al Papa en Burundi”, que continúa la obra del fallecido Monseñor Michael Courtney, ex nuncio apostólico en ese país, asesinado en 2003 mientras servía como mediador por la paz.
El Papa alabó los esfuerzos de la comunidad en la construcción de un monumento en Minago, lugar del asesinato del prelado, y en el desarrollo de un Centro de Salud, así como sus obras caritativas diarias y su compromiso con la promoción humana integral.
Llamado a perseverar en la fe y la esperanza
En su discurso, León XIV exhortó a los presentes a “guardar la esperanza de un mundo mejor” y a mantener viva la unidad en Cristo. Aseguró sus oraciones por Burundi y encomendó al pueblo burundés a la protección de la Virgen del Rosario, impartiendo su bendición apostólica a las familias y bienhechores que sostienen las obras de la fraternidad.
A continuación dejamos el mensaje completo de León XIV
Saludo de León XIV a la delegación de la Fraternidad Monseñor Courtney (Burundi)
Salón Pablo VI – Miércoles 22 de octubre de 2025
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
La paz esté con ustedes.
Buenos días a todos,
Saludo cordialmente a Su Excelencia Monseñor Dieudonné Datonou, nuncio apostólico en Burundi, y doy la bienvenida a todos los miembros de la Fraternité Monseigneur Courtney en peregrinación a Roma.
“Spes non confundit” – “La esperanza no defrauda” (Rm 5,5). Así fue como el Papa Francisco nos presentó el Jubileo. Pero nuestra esperanza es Jesucristo. Él, y sólo Él, es la esperanza de la Iglesia y del mundo entero. Todos somos conscientes de que hoy el mundo necesita de esta esperanza; por eso caminamos como peregrinos, para encontrarlo y volver a ponerlo en el centro de nuestra vida y de la vida del mundo.
Estoy feliz de acogerlos en este camino de fe: regresarán a sus compromisos cotidianos fortalecidos en la esperanza, mejor preparados para trabajar por el desarrollo integral de cada persona a la luz del Evangelio.
Quiero agradecer a cada uno de ustedes por su disponibilidad y compromiso con las personas más vulnerables. De este modo, ustedes honran la memoria de Monseñor Courtney, que se entregó por ellas y dio su vida por la paz en su querida nación. En su memoria, son una familia cercana al Papa en Burundi, que se siente enviada en misión al servicio de los pobres y de los pequeños en nombre de Cristo.
Su contribución a la edificación de un monumento en Minago —lugar de su asesinato—, su implicación en el proyecto de construcción de un Centro de Salud, sus obras caritativas cotidianas con los necesitados y tantas otras iniciativas, son un mensaje fuerte para la Iglesia de su país.
Queridos miembros de la Fraternité Monseigneur Courtney, les agradezco su visita y les aseguro mis más sinceros ánimos para la continuación de sus actividades. Conserven la esperanza de un mundo mejor; mantengan la certeza de que, unidos a Cristo, sus esfuerzos dan fruto y alcanzan su recompensa.
Los confío, a ustedes y a su querido país, Burundi, a la protección de Nuestra Señora del Rosario, y de todo corazón les imparto la Bendición Apostólica, a ustedes, a sus familias y a los bienhechores que trabajan por la promoción integral del pueblo burundés.