El papa León XIV ha nombrado este lunes al obispo Mark O’Connell como nuevo titular de la diócesis de Albany, en el estado de Nueva York. O’Connell, hasta ahora obispo auxiliar de Boston y colaborador cercano del cardenal Seán O’Malley, se hizo conocido en 2021 por su negativa a respaldar la iniciativa de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos que buscaba advertir contra la comunión de los políticos favorables al aborto, entre ellos el presidente Joe Biden.
En aquel momento, O’Connell votó con la minoría de obispos contraria a elaborar un documento sobre la llamada “coherencia eucarística”, argumentando que ese debate no debía resolverse mediante una carta doctrinal sino mediante el acompañamiento pastoral y la corrección personal.
En una carta publicada el 25 de julio de 2021 en el boletín parroquial de la iglesia de Santa Teresa de North Reading, Massachusetts, el entonces párroco O’Connell explicaba así su postura:
“No debemos convertir la Eucaristía en un arma política”
La paz sea con vosotros.
He pedido que me enviéis preguntas para responder durante el verano, y me habéis presentado algunas muy desafiantes. Gracias por ello.
La primera pregunta que responderé viene de alguien preocupado por la controversia acerca de negar la Sagrada Comunión a los políticos. […]
El presidente Biden, católico practicante que asiste regularmente a Misa, mantiene muchas posiciones acordes con el Magisterio, con la clara excepción de algunas cuestiones clave, especialmente el aborto. Sus posturas no están en conformidad con la enseñanza católica, y de ahí surge la pregunta: ¿debería negársele la Comunión?
Entre los obispos y fieles hay quienes responden “sí” y quienes creen que nadie debe ser excluido, puesto que la Eucaristía es el sacramento que nos une como pecadores redimidos.
Mi voto no se refería a si Biden debía o no ser admitido, sino a que considero inapropiado tratar ese asunto públicamente. Nunca he basado mis decisiones pastorales en posiciones políticas.
[…] No pienso que una carta doctrinal sobre la Eucaristía sea el lugar adecuado para ese debate. Hay otros caminos, delineados ya por el Derecho Canónico. Y temo que todo este proceso no haga sino aumentar la división entre los fieles y entre los propios obispos.
No me corresponde a mí decidir si el presidente Biden debe recibir la Comunión. El Derecho Canónico confía esa decisión a su obispo y a su párroco, en una conversación privada.
Si pudiera reorientar la conversación, no me centraría tanto en quién debe ser excluido, sino en quién debe recibir dignamente. Cuando el sacerdote dice “El Cuerpo de Cristo” y respondemos “Amén”, afirmamos nuestra fe en la presencia real de Cristo y en las enseñanzas de la Iglesia. Ese “Amén” significa que estamos en comunión con la Iglesia y en gracia con Dios.
Como sacerdote y obispo que distribuye la Comunión, acojo el humilde “Amén” de cada fiel que se acerca al altar, y dejo el juicio sobre las almas a las conversaciones privadas entre el pastor y la persona.
Bendiciones sobre vosotros y vuestras familias,
+Mark O’Connell, obispo auxiliar de Boston
La elevación de O’Connell por León XIV se interpreta en Estados Unidos como una continuidad con la línea marcada por Francisco, quien afirmó en 2021: «No, nunca he negado la Eucaristía a nadie», instando al clero a no politizar el sacramento ni convertirlo en campo de batalla ideológico.
O’Connell, de 60 años, ha insistido en que la Eucaristía “está destinada a unir, no a dividir”, y que todo fiel que se acerca con humildad reconoce, como él mismo ha dicho, que “todos somos indignos de recibir”. Su nombramiento para Albany, una diócesis marcada por años de crisis y divisiones internas, refuerza la intención del nuevo pontífice de promover una Iglesia reconciliada, aunque no exenta de tensiones doctrinales.