Un grupo de 86 senadores de la República Francesa ha lanzado una advertencia pública sobre el crecimiento alarmante de los ataques contra cristianos en el país y ha pedido al gobierno medidas concretas para frenar esta ola de violencia. La declaración, publicada en la plataforma Boulevard Voltaire, subraya que la situación “ya no puede ser ignorada” y reclama que se garantice la protección de los fieles y de los lugares de culto.
Una ola de ataques contra iglesias y símbolos cristianos
Según cifras recogidas por el National Catholic Register, entre enero y mayo de 2025 se produjeron al menos 322 actos anticristianos en Francia, un 13 % más que en el mismo período del año anterior. Se trata de vandalismo contra templos, profanación de cementerios, incendios intencionados y robos de objetos litúrgicos. Sólo en 2024, los hurtos de este tipo sumaron más de 820 casos, frente a 633 en 2022.
Los senadores recuerdan ejemplos recientes, como las 27 iglesias vandalizadas en pocas semanas en la región de las Landes o la profanación de una cruz en Niza. “No pasa semana sin que la prensa regional o las redes sociales informen de nuevos ataques”, lamentaron los firmantes, subrayando que estas agresiones hieren profundamente la memoria cultural e histórica de Francia.
Los cristianos, sin un mecanismo de protección específico
La declaración denuncia también un desequilibrio en la respuesta del Estado: mientras que existen mecanismos de apoyo para víctimas de antisemitismo o islamofobia, no ocurre lo mismo para los cristianos, que constituyen la comunidad religiosa mayoritaria del país. “Esto genera en muchos la sensación de ser abandonados”, señalan los senadores.
Francia es uno de los países europeos con más casos de vandalismo religioso, y que las estadísticas oficiales reconocen el cristianismo como la religión más atacada en términos de violencia simbólica.
Libertad religiosa y cohesión social en juego
Los firmantes de la declaración insisten en que el lema republicano de “libertad, igualdad y fraternidad” debe aplicarse sin excepciones. Si la libertad religiosa no se garantiza a todos, advierten, se erosiona la cohesión social y se mina la identidad nacional, construida históricamente sobre raíces cristianas.
Una respuesta de Macron
La advertencia de los senadores franceses pone en evidencia un problema que hasta ahora había sido minimizado en el debate público: el hostigamiento creciente hacia los cristianos en Europa occidental. El gobierno de Emmanuel Macron queda ahora emplazado a demostrar si está dispuesto a aplicar la misma firmeza contra el odio anticristiano que la mostrada frente a otras formas de intolerancia.
