Santa Vincenza Maria Poloni, madre de los pobres y fundadora de las Hermanas de la Misericordia

Santa Vincenza Maria Poloni, madre de los pobres y fundadora de las Hermanas de la Misericordia

Luigia Poloni —nombre de bautismo de quien más tarde sería conocida como madre Vincenza Maria— nació en Verona, Italia, el 26 de enero de 1802. Su vida se desarrolló en el corazón de una ciudad que en el siglo XIX fue fecunda en santos y fundadores. Desde la adolescencia se confió a la dirección espiritual del beato Carlo Steeb, quien la guió en un camino de fe sólida y de entrega generosa a los demás.

Vivió con su familia hasta los 38 años, colaborando con gran dedicación en la tienda de comestibles y en la farmacia de su padre. Esa vida sencilla y laboriosa estuvo siempre marcada por la fe y por una especial sensibilidad hacia los pobres y los enfermos.

Vocación de servicio a los enfermos

Luigia se ofreció como voluntaria en el Pio Ricovero, una institución de caridad de Verona que acogía a enfermos crónicos y a personas necesitadas de cuidados. Su caridad se extendía también a los hogares de quienes no podían ser atendidos en el centro.

El inicio de la obra que marcaría su vida se produjo en 1840, cuando junto con tres compañeras fue contratada como enfermera en el Pio Ricovero. Desde entonces comenzaron a vivir en comunidad en unas pequeñas habitaciones junto a la enfermería femenina. Con el consejo de su director espiritual, estas mujeres abrazaron una formación religiosa seria, con la convicción de que servir a los pobres era servir al mismo Cristo.

Fundación de las Hermanas de la Misericordia

A partir de 1846, Luigia fue nombrada gobernanta del Pio Ricovero, y en 1847 asumió también la supervisión de la escuela para mujeres y niñas anexa al instituto. Su labor generosa y constante atrajo nuevas vocaciones.

El 10 de septiembre de 1848, ella y doce compañeras emitieron sus votos religiosos, y fue entonces cuando adoptó el nombre de Vincenza Maria. De esta manera nació oficialmente la congregación de las Hermanas de la Misericordia, destinada a unir la vida consagrada con el servicio concreto a los pobres y enfermos. Bajo su guía, pronto se fundaron las tres primeras casas.

Debemos ser santas, como desea el Señor, que por su bondad nos llamó a un estado de perfección en el servicio a los pobres, que son nuestros señores.

Estas palabras resumían el espíritu de la congregación: humildad, santidad y entrega sin reservas.

Últimos años y muerte

Una herida en el pecho fue el primer signo de la enfermedad que poco a poco la fue debilitando. A pesar de sus sufrimientos, nunca dejó de animar a sus hermanas a vivir con alegría su vocación. Madre Vincenza María falleció en Verona el 11 de noviembre de 1855, a los 53 años, dejando tras de sí un legado de caridad y servicio que continúa vivo hasta hoy en la obra de las Hermanas de la Misericordia.

Reconocimiento de la Iglesia

El papa Benedicto XVI la beatificó el 21 de septiembre de 2008, reconociendo en ella a una mujer que supo unir contemplación y acción, fe profunda y entrega concreta.

Este 19 de octubre de 2025, el papa León XIV la canonizará, proclamándola santa de la Iglesia universal y presentándola al mundo como ejemplo de consagrada que hizo de la misericordia el camino de santificación.

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