Santa María Troncatti, la misionera salesiana en la Amazonía

Santa María Troncatti, la misionera salesiana en la Amazonía

María Troncatti nació el 16 de febrero de 1883 en Corteno Golgi, un pequeño pueblo de la provincia de Brescia, Italia. Desde niña quedó cautivada por el ardor misionero salesiano gracias a su maestra, que le ponía en las manos el Boletín Salesiano fundado por san Juan Bosco. Ese contacto sembró en ella un deseo profundo: llevar el Evangelio a tierras lejanas.

Ingresó en las Hijas de María Auxiliadora, rama femenina fundada por san Juan Bosco y santa María Dominga Mazzarello, y recibió su formación religiosa en la casa madre de Nizza Monferrato. El 19 de septiembre de 1914 emitió sus votos perpetuos, sellando su entrega total a Dios y a la misión.

Camino a la misión en Ecuador

En la primavera de 1922 le anunciaron su destino: Ecuador. Al llegar a Chunchi, comenzó levantando un pequeño dispensario, conocido como el botiquín, donde atendía a los enfermos y compartía con ellos no solo remedios, sino también fe y esperanza.

Tras tres años, fue enviada a la selva amazónica, a lugares remotos como Macas, Sevilla Don Bosco y Sucúa. Allí desplegó un apostolado multifacético: fue enfermera y catequista, maestra y consejera, madre y amiga. Pronto todos la llamaban cariñosamente madrecita.

Testigo de reconciliación y esperanza

La misión no estuvo exenta de dificultades. El conflicto entre colonos y los pueblos shuar marcó dolorosamente aquellos años: la misión de Macas fue incendiada en 1938, y la de Sucúa sufrió lo mismo en 1969. En medio de esas pruebas, sor María se mantenía firme en la fe, animando a todos a confiar en Dios:

¡Cumplamos bien la voluntad de Dios! Él permitió esto, Él nos ayudará.

Su dedicación fue heroica durante las epidemias de viruela y sarampión, en las que arriesgó su vida por asistir a los enfermos. En 1954, con gran esfuerzo y ayuda de la comunidad, se inauguró el hospital de Sucúa, del que sor María fue directora. También defendió los derechos de los pueblos amazónicos y promovió obras de formación, como cursos para enfermeras y la educación de niñas.

Una vida sostenida por la fe

El secreto de su fuerza estaba en su profunda unión con Cristo:

Una mirada al Crucificado me da vida y valor para trabajar.

Esa mirada fue la que la sostuvo a lo largo de décadas de entrega total, en condiciones duras y con grandes sacrificios.

Muerte en misión

El 25 de agosto de 1969, cuando se disponía a viajar para participar en unos ejercicios espirituales, la avioneta en la que se encontraba se estrelló poco después de despegar del aeropuerto de Sucúa. Murió en el acto, entregando su vida como ofrenda por la reconciliación entre colonos y shuar.

Reconocimiento de la Iglesia

El papa Benedicto XVI la beatificó el 24 de noviembre de 2012, reconociendo en ella a una misionera que encarnó la espiritualidad salesiana en tierras amazónicas, llevando consuelo, fe y esperanza a quienes más lo necesitaban.

Este 19 de octubre de 2025, el papa León XIV la canonizará, proclamándola santa de la Iglesia universal y modelo de misionera que, con valentía y ternura, se hizo todo para todos en nombre de Cristo.

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