“Nos sentimos forzados a elegir”: voces de los fieles tras la restricción de la Misa tradicional en Estados Unidos

“Nos sentimos forzados a elegir”: voces de los fieles tras la restricción de la Misa tradicional en Estados Unidos

La decisión del obispo Michael Martin de limitar la celebración de la Misa tradicional en latín (TLM) a la única capilla en Mooresville ha dejado a centenares de católicos en la diócesis de Charlotte divididos entre la liturgia que aman y las parroquias que sienten como su hogar. National Catholic Register recogió la voz de algunos de los fieles que se han sentido desplazados por su obispo en su propia parroquia.

Hasta el 2 de octubre, cerca de 1.500 fieles asistían regularmente al Vetus Ordo en cuatro parroquias. Hoy, muchos se sienten desarraigados. “La decisión del obispo está fracturando nuestra comunidad. Nos sentimos forzados a elegir”, confiesa Elizabeth Hadi, madre de cinco hijos que se debate entre permanecer en su parroquia, St. Thomas Aquinas, o desplazarse cada domingo más de media hora hasta la nueva capilla.

Entre la parroquia y la Misa tradicional

Los Hadi llegaron a Charlotte desde Nueva York buscando parroquias con liturgia reverente. Sus hijos servían tanto en el Novus Ordo como en la Misa tradicional. Ahora viven la contradicción de tener que dividir su vida comunitaria. “Amamos a nuestro párroco y queremos seguir arraigados en la vida parroquial, pero también sabemos que la Misa tradicional es un tesoro que debemos preservar”, dice Elizabeth.

Historias similares se repiten en toda la diócesis. Diane Stocker, de St. Ann’s, lamenta: “Será una pérdida de cualquier modo. Si vamos a la capilla, dejamos atrás nuestra parroquia. Si nos quedamos, perdemos la liturgia que nos alimentaba”.

Iglesias vacías, capillas abarrotadas

Los datos hablan por sí solos. En St. Ann’s, la Misa que reemplazó a el Vetus Ordo pasó de congregar a 450 personas a reunir apenas 200. En Our Lady of Grace, la asistencia cayó de 300 a 100. Mientras tanto, en la Capilla de la Pequeña Flor, un antiguo templo protestante con capacidad para 364 personas, se congregaron más de 600 fieles en el primer domingo tras el cambio, muchos de pie o en estacionamientos saturados.

Otros han optado por salir de la diócesis. Algunos viajan hasta Carolina del Sur o Raleigh para asistir a la Misa Tradicional. Incluso la Fraternidad San Pío X, sin reconocimiento canónico, reportó un aumento del 16 % en sus misas dominicales.

Fieles que no se sienten escuchados

El malestar no se limita a la decisión, sino también a la forma en que fue comunicada. “Decirnos que la TLM divide, cuando lo que vivimos fue siempre unidad y reverencia, es injusto”, afirma Elizabeth Hadi. Desde la Charlotte Latin Mass Community (CLMC) aseguran que el obispo nunca visitó las parroquias donde se celebraba el Vetus Ordo ni dialogó con los fieles. “No has caminado con nosotros”, reprochó Brian Williams, cofundador del grupo.

Un “hueco” en la comunidad

Los propios párrocos reconocen el dolor de sus feligreses. El padre Timothy Reid, de St. Ann’s, explicó: “El domingo es el día en que un pastor ve a su gente. Ahora habrá un vacío en nuestra comunidad”.

Mientras tanto, los fieles siguen divididos entre lo que consideran un derecho espiritual y el sentido de pertenencia a sus parroquias. “El mundo necesita comunidades católicas fuertes ahora mismo, y esto nos rompe en formas que todavía no podemos prever”, lamenta Stocker.

La diócesis, por el momento, guarda silencio. Pero en Charlotte la herida ya está abierta, y muchos dudan de que pueda cerrarse fácilmente.

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