La Comisión Pontificia denuncia graves deficiencias en la protección de menores en la Iglesia

La Comisión Pontificia denuncia graves deficiencias en la protección de menores en la Iglesia

La Comisión Pontificia para la Protección de los Menores presentó esta semana su informe anual, en el que constata avances en algunas diócesis y conferencias episcopales, pero también señala con claridad graves deficiencias y resistencias dentro de la Iglesia universal en la prevención de abusos y en la atención a las víctimas. Mons. Thibault Verny, presidente de la comisión, afirma que la prevención frente a los abusos no es una opción, sino la condición indispensable para que el Evangelio sea escuchado y creíble. Así lo difundió ACI Prensa, tras la rueda de prensa celebrada en el Vaticano.

El informe, hecho público en el Vaticano, reconoce que aún existen países y diócesis donde no se han establecido protocolos mínimos para recibir denuncias, ofrecer acompañamiento a las víctimas ni garantizar procedimientos de transparencia.

Falta de rendición de cuentas

El documento destaca que, pese a los avances normativos, la aplicación práctica sigue siendo desigual. Persisten diócesis donde los obispos no rinden cuentas adecuadamente de los casos y donde los protocolos no se aplican de forma uniforme. La Comisión subraya la necesidad de mayor control y seguimiento para que las medidas no queden en declaraciones de principios.

En este sentido, el informe remarca que la falta de cultura de rendición de cuentas en algunos entornos eclesiales constituye una de las principales debilidades en la lucha contra los abusos.

Atención a las víctimas y justicia

Durante su intervención, Mons. Verny invitó a la Iglesia a caminar no solo por las víctimas y los sobrevivientes, sino con ellos en un proceso de conversión institucional que trascienda meras reformas legales. Pidió que los procedimientos canónicos se encarnen en cada realidad local: que las normas no se queden en documentos, sino que se traduzcan en vigilancia continua en parroquias, seminarios y comunidades religiosas.

La Comisión denuncia que en muchos lugares se siguen priorizando las soluciones institucionales y la reputación eclesial antes que el cuidado de quienes sufrieron abusos. La Iglesia debe convertirse en un lugar seguro para los menores y vulnerables, y no en un espacio de impunidad, subraya el informe.

Una llamada urgente a la acción

El organismo vaticano reclama a los obispos, superiores religiosos y responsables eclesiales que no se limiten a cumplir formalidades, sino que se comprometan de manera efectiva con la creación de ambientes seguros, con la escucha activa a las víctimas y con una rendición de cuentas real. También subraya la importancia de la formación de sacerdotes, religiosos y laicos en la prevención de abusos.

Verny también recordó que el informe fue entregado al Papa León XIV el 12 de septiembre, y señaló que su misión va más allá del trabajo técnico: He llegado a comprender nuestra misión como algo no solo crucial, sino también como un peregrinaje permanente. En este sentido, invitó a encarnar el Evangelio mediante acciones concretas, priorizando la fe, la caridad y la justicia en las iniciativas de protección.

Finalmente, el informe concluye recordando que la credibilidad de la Iglesia en este campo depende de su capacidad para pasar de las palabras a los hechos: no basta con reconocer los errores del pasado, es necesario construir una cultura de transparencia y responsabilidad en el presente.

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