La Audiencia de Málaga absuelve al padre Custodio Ballester

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Tras dos semanas de espera, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga ha absuelto al sacerdote Custodio Ballester de la acusación de delito de odio por sus críticas al islam, así como al sacerdote Jesús Calvo y al laico Armando Robles, quienes estaban en el mismo proceso. La sentencia, notificada hoy 17 de octubre de 2025, concluye que sus declaraciones se encuentran amparadas por la libertad de expresión y que no constituyen en ningún caso una incitación a la violencia aunque, como bien recogió El Debate, las declaraciones que llevaron a Ballester a juicio fueron «desafortunadas, maniqueas, vinculadas con estereotipos religiosos o ideológicos intransigentes o que recurren a generalizaciones injustas y arbitrarias, no por ello pueden estimarse constitutivas de delito de incitación al odio» según la sentencia.

Con este fallo, se pone fin a un proceso judicial que se prolongaba desde hace casi una década y que había convertido al sacerdote en símbolo de una batalla más amplia por la defensa de la palabra libre en el ámbito religioso.

Un juicio prolongado y controvertido

El caso se inició en 2017, cuando diversas intervenciones públicas del padre Custodio fueron denunciadas por su tono crítico hacia el islam. La Fiscalía de Málaga llegó a solicitar tres años de prisión, argumentando que determinadas expresiones podían ser consideradas incitación al odio contra un colectivo religioso. Durante la vista oral, la defensa sostuvo que sus palabras estaban dirigidas al islam radical y a las ideologías que inspiran el terrorismo yihadista, y no contra la comunidad musulmana en general. El tribunal finalmente ha dado la razón a la defensa, subrayando que en una democracia es legítimo cuestionar doctrinas y advertir sobre sus riesgos sin que ello pueda criminalizarse.

Un mensaje de esperanza para los católicos

La absolución del padre Custodio envía también un mensaje de esperanza a los católicos que, desde la vida pública o desde el púlpito, no temen denunciar lo que consideran un peligro para la fe o para la sociedad. La sentencia confirma que se puede hablar con claridad, sin miedo a que cada palabra crítica sea llevada a los tribunales. En un tiempo marcado por intentos de censura y por la presión de lo políticamente correcto y de ideologizar cada palabra, este fallo es una señal positiva: la libertad religiosa y la libertad de expresión siguen teniendo espacio en España, y el testimonio de los sacerdotes no puede ser acallado por el uso abusivo de la justicia.

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