Estados Unidos: La Eucaristía se convierte en instrumento político en medio de la crisis migratoria

Estados Unidos: La Eucaristía se convierte en instrumento político en medio de la crisis migratoria

Según informó Wbez Chicago, el sábado 11 de octubre un grupo de sacerdotes, religiosas y laicos se reunió ante el centro de detención de Broadview, en Illinois, con la intención de llevar la Sagrada Comunión a los inmigrantes retenidos por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Cientos de personas participaron en la marcha que culminó frente a las instalaciones, pero la solicitud de acceso presentada a las autoridades fue rechazada sin explicación. La negativa generó protestas inmediatas entre los presentes, que celebraron la Eucaristía en plena calle y gritaron “¡vergüenza!” contra la decisión de ICE.

La instrumentalización de la Eucaristía

Lo que en principio parecía un gesto pastoral hacia quienes se encuentran privados de libertad terminó convirtiéndose en el centro de una polémica mayor. No se discute la legitimidad de acercar los sacramentos a los detenidos —derecho amparado por la Access to Religious Ministry Act de 2008—, sino la manera en que se utilizó públicamente la Eucaristía. Las imágenes de un sacerdote portando la custodia frente a agentes y cámaras abrieron un debate sobre la banalización del cuerpo de Cristo.

Críticas desde dentro de la Iglesia

Diversas voces católicas subrayaron que lo ocurrido no fue un intento genuino de asistencia espiritual, sino un acto de protesta política con la Eucaristía como estandarte. El escritor Eric Sammons, con años de experiencia en ministerios carcelarios, recordó que en ningún centro penitenciario de Estados Unidos se permite el acceso sin autorización previa y calificó la escena de “espectáculo político”. Otros señalaron que los protocolos penitenciarios no excluyen la atención religiosa, pero exigen orden y permisos debidamente gestionados, por lo que no era necesario exponer el Santísimo para reclamar el acceso.

El riesgo de banalizar lo sagrado

La Sagrada Eucaristía no puede reducirse a herramienta de presión mediática. Mostrar el Santísimo como si fuera una pancarta en una protesta supone una banalización grave de la presencia real de Cristo. Más aún cuando este tipo de gestos no se repitió en otros escenarios igualmente dramáticos, como hospitales durante la pandemia o clínicas abortistas, donde la presencia pública de la fe habría sido un testimonio más coherente y necesario.

Un contexto de tensión política

El episodio se produjo en medio de fuertes protestas por las deportaciones intensificadas en Broadview bajo la operación federal Midway Blitz. Las tensiones entre manifestantes y agentes han sido constantes, con arrestos y choques casi diarios. En este clima de confrontación, la irrupción de sacerdotes con la custodia expuesta añadió combustible a un conflicto ya encendido y convirtió un acto de caridad pastoral en un gesto con tintes partidistas.

La fe no es un espectáculo

El problema no es que los inmigrantes no puedan recibir asistencia espiritual —las normas lo permiten si se sigue el proceso establecido—, sino el uso de la Eucaristía como excusa para generar debate político. La Iglesia está llamada a defender la dignidad de los migrantes y denunciar las injusticias, pero nunca a costa de poner en riesgo la sacralidad de sus misterios. La fe no necesita convertirse en espectáculo para ser creíble; necesita coherencia, fidelidad y respeto.

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