El pasado 10 de octubre de 2025, la Conferencia Episcopal Española (CEE) emitió un mensaje oficial dirigido a las comunidades judías de España con motivo de la celebración de Rosh Hashaná, Yom Kipur y Sucot.
El texto, firmado por Mons. Ramón Valdivia Giménez, obispo auxiliar de Sevilla y presidente de la Subcomisión Episcopal para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, junto con su secretario Rafael Vázquez Jiménez, transmite cercanía y estima hacia el pueblo judío en este tiempo festivo.
Contenido del mensaje
En la carta, los obispos recuerdan el sentido de la sucá —la tienda que conmemora la peregrinación del pueblo hebreo hacia la tierra prometida— como símbolo de la fidelidad de Dios y como signo de esperanza. Este motivo, subrayan, conecta espiritualmente a judíos y cristianos, en sintonía con el Jubileo de la Esperanza que estamos viviendo en la Iglesia.
El comunicado también se hace eco del contexto internacional y reconoce que la alegría de estas fiestas no puede ser plena debido a los “graves acontecimientos” que marcan la historia reciente. En este sentido, la CEE expresa su oración por la liberación de los rehenes israelíes y por un alto el fuego en Gaza que permita alcanzar una “paz justa y duradera”.
Una voz hacia fuera… y silencios hacia dentro
El gesto hacia las comunidades judías refleja la voluntad de la CEE de mantener un diálogo interreligioso activo y de mostrar sensibilidad ante los dramas globales. No obstante, llama la atención el contraste con su silencio en cuestiones internas más cercanas, como el reciente caso del padre Custodio Ballester, en el que la Conferencia Episcopal se limitó a declarar que “corresponde a los jueces decidir”, sin una palabra de apoyo pastoral.
Equilibrio pendiente
No se trata de restar valor a los mensajes de fraternidad y cercanía hacia otras comunidades religiosas, ni a la preocupación por la paz internacional. Pero sí cabe recordar que la misión de los obispos comienza también por el cuidado de su propio rebaño. La credibilidad de la Iglesia se fortalece cuando su voz profética es coherente hacia fuera y hacia dentro.
