Este lunes 13 de octubre, el Papa León XIV recibió en el Palacio Apostólico al presidente de Chile, Gabriel Boric Font. El comunicado de la Santa Sede fue, como es habitual, sobrio: se habló de las buenas relaciones bilaterales, de la contribución de la Iglesia en el país, de la lucha contra la pobreza, de la migración y de las “cuestiones éticas”. Una fórmula que, leída entre líneas, se puede asociar al tema de la legalización de la eutanasia que está en proceso en Chile.
Tras la reunión con el Pontífice, Boric se encontró también con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, y monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Los gestos diplomáticos de Boric
El presidente no tardó en compartir en sus redes sociales su entusiasmo por la visita. En X definió el encuentro como “muy bonito y reflexivo” y relató que conversaron sobre la exhortación apostólica Dilexi Te, en la que León XIV llama a afrontar con humildad las causas estructurales de la pobreza y la marginación.
Boric también aseguró que el Papa le habló con dolor de los abusos sexuales en la Iglesia, recordó el papel de la mediación vaticana en el tratado de paz con Argentina en 1978 y comentaron la situación de Gaza. Además, invitó oficialmente a León XIV a visitar Chile.
El mandatario aprovechó además para mostrar los regalos entregados al Papa: la Cantata de los Derechos Humanos, un libro sobre la Vicaría de la Solidaridad, Alturas de Macchu Picchu de Pablo Neruda y la camiseta de Los Cóndores, la selección chilena de rugby. Regalos simbólicos, cuidadosamente escogidos para proyectar una imagen cultural y política de Chile ante Roma.
El trasfondo que Boric no puede ocultar: la eutanasia
Sin embargo, detrás de la sonrisa diplomática, hay una realidad incómoda. El mismo Boric que entrega libros y camisetas en el Vaticano es quien impulsa en Chile un proyecto de ley de eutanasia que ya avanza en el Senado.
La Conferencia Episcopal de Chile ha hablado con claridad en una carta reciente: “La eutanasia sigue siendo un acto inadmisible, incluso en casos extremos, porque constituye una grave violación de la Ley de Dios”. Los obispos recuerdan lo que enseña el Catecismo: “cualesquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa es moralmente inaceptable” (n. 2277).
Además, advierten del peligro de una pendiente resbaladiza. En todos los países donde se ha aprobado, lo que comenzó como una excepción limitada se transformó en una práctica generalizada: primero casos extremos, después enfermedades crónicas, luego sufrimiento psicológico… hasta que la vida se reduce a un criterio subjetivo de utilidad.
La tensión entre diplomacia y verdad
La Santa Sede, fiel a su estilo diplomático, habla de “cuestiones éticas”. Boric, fiel a su estilo político, habla de un encuentro “muy bonito y reflexivo”. Pero el núcleo de la cuestión sigue sin nombrarse con toda la fuerza que merece: en Chile se quiere legalizar un crimen.
La visita de Boric al Papa deja en evidencia este contraste. El presidente se llevó fotos, regalos y titulares. León XIV, por su parte, mostró apertura cordial. Pero la pregunta sigue en pie: ¿quién hablará en Chile en defensa de los que no tienen voz, cuando la ley permita eliminar a los enfermos y ancianos?
