Irán: Décadas de cárcel por rezar y formarse en la fe católica

Irán: Décadas de cárcel por rezar y formarse en la fe católica

A principio de septiembre, cinco cristianos conversos en Irán fueron condenados a más de 41 años de prisión en total, tras la confirmación en apelación dictada por la Sección 36 del Tribunal de Apelación de Teherán. Su “culpa” no ha sido otra que haber rezado en iglesias domésticas, seguir cursos en línea sobre el cristianismo y participar en actividades de formación en Turquía.

La sentencia confirma las condenas iniciales emitidas en julio por el Tribunal Revolucionario de Varamin: penas de hasta diez años de cárcel, sumadas a cargos de “propaganda contra el régimen” e incluso “insultar al Líder Supremo”.

Torturas, registros y confesiones forzadas

El caso más grave es el de Morteza Faghanpour Saasi, condenado a ocho años y once meses. Fue arrestado en su lugar de trabajo el pasado junio, trasladado a la prisión de Evin y sometido a torturas durante 20 días en la temida sección 209, controlada por el Ministerio de Inteligencia. Su casa fue registrada, su Biblia confiscada y él mismo golpeado en prisión preventiva.

Los otros cuatro acusados —Hessamuddin Mohammad Junaidi, Abolfazl Ahmadzadeh-Khajani y dos conversos que prefirieron el anonimato— recibieron condenas de ocho años y un mes cada uno.

Los cargos son siempre los mismos: distribución de libros cristianos en persa, participación en cursos de formación religiosa en línea y reuniones en iglesias domésticas, consideradas ilegales por la República Islámica.

Persecución religiosa disfrazada de “seguridad nacional”

El régimen justifica las condenas bajo los artículos 500 bis, 500 y 514 del Código Penal Islámico, acusando a los cristianos de “socavar la integridad del Estado” y de estar al servicio de potencias extranjeras. En realidad, se trata de persecución religiosa sistemática contra los conversos, considerados apóstatas y una amenaza al monopolio del islam en la vida pública.

La propaganda oficial va incluso más allá: en agosto, la televisión estatal emitió un documental con confesiones forzadas de conversos presentados como “colaboradores extranjeros” y “enemigos de la seguridad nacional”. Una farsa mediática destinada a infundir miedo y legitimar la represión.

Los cristianos: ciudadanos de segunda clase

Aunque Irán tolera la presencia histórica de comunidades armenias y caldeas, los conversos del islam al cristianismo sufren la persecución más dura. No pueden predicar el Evangelio ni poseer una Biblia en su lengua materna, y son objeto constante de vigilancia, detenciones y juicios amañados.

Según Open Doors International, Irán ocupa el noveno puesto mundial en persecución a los cristianos. Allí, profesar la fe en Cristo equivale a arriesgar la libertad, la integridad física e incluso la vida.

La fe como amenaza al poder islámico

La represión contra los conversos en Irán muestra una vez más que el régimen islámico teme lo que no puede controlar: la libertad de conciencia y la verdad del Evangelio. Quienes han abrazado a Cristo son castigados con cárcel y tortura, mientras se les presenta como criminales a ojos del pueblo.

Pero detrás de la propaganda y las acusaciones de “seguridad nacional”, queda una realidad imposible de ocultar: el cristianismo crece en Irán, y el testimonio de los perseguidos habla más alto que la represión de sus verdugos.

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