Occidente blanquea al nuevo presidente sirio: de terrorista a aliado

Occidente blanquea al nuevo presidente sirio: de terrorista a aliado
En estos días, las redes y los telediarios nos muestran unas imágenes que hielan la sangre: el nuevo presidente de Siria, Ahmed al-Shara, comparece en la Asamblea General de la ONU, se reúne en Nueva York con altos cargos de EE.UU. e incluso posa sonriente junto a líderes como Donald Trump, Giorgia Meloni o el propio Rey de España. ¿Quién es este hombre al que se presenta como estadista respetable?
Ahmed al Shara en la sede de Naciones Unidas | Foto: EFE/EPA/LEV RADIN
La respuesta es estremecedora: se trata del antiguo jefe de Jabhat al-Nusra, facción vinculada a Al Qaeda, y de un carcelero responsable de torturas, ejecuciones y atrocidades indescriptibles durante la guerra civil siria.

Un testigo incómodo

El periodista estadounidense Theo Padnos, secuestrado en 2012, relata en Rolling Stone su cautiverio en el tristemente célebre “hospital de ojos” de Alepo, convertido en cuartel general y centro de tortura bajo control de al-Shara. Allí, según su testimonio:

“Los comandantes colgaban a los prisioneros de las tuberías del techo, les conectaban cables de batería a los miembros, los obligaban a confesar que odiaban el islam y trabajaban para la CIA. (…) ‘Has estado mintiendo cada momento de tu vida’, les gritaban antes de golpearlos. El grito era inhumano, y al final siempre concluían con una advertencia: ‘Prepárate, porque esto es solo el comienzo’”
(Rolling Stone, 28/09/2025).

Padnos recuerda que su carcelero era Ahmed al-Shara, hoy presidente, a quien describe como el “más frío y calculador de los comandantes” del lugar.

El lavado de cara internacional

Pese a este pasado, la comunidad internacional ha abierto de par en par las puertas a al-Shara. El terrorista (ahora trajeado) ha sido recibido en la ONU “con honores de jefe de Estado”, se ha reunido con Trump y con altos cargos occidentales, y hasta se le ha visto luciendo un reloj Patek Philippe de 50.000 dólares.

El contraste entre el “estadista moderno” y el carcelero que ordenaba ejecuciones es insoportable.

Israel y Occidente, cómplices

El ascenso de al-Shara tampoco se entiende sin la connivencia internacional. Mientras Israel brindó apoyo militar indirecto durante la ofensiva que acabó expulsando a Bashar al-Assad en diciembre pasado, el armamento europeo abundaba entre los yihadistas. Occidente, se apresuró a levantar sanciones y a sentar al discípulo de Ben Laden en la mesa de negociación.

Mientras tanto, la realidad en Siria sigue siendo sangrienta. Una investigación de Reuters (30/06/2025) reveló que en marzo 1.500 alauitas fueron masacrados en la costa mediterránea bajo la cadena de mando del nuevo gobierno. En julio, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció la ejecución de más de 1.100 drusos en Sweida.

En medio de este escenario de violencia y manipulación política, las comunidades cristianas en Siria continúan sufriendo. El Concilio de Iglesias de Oriente Medio (MECC) denunció con firmeza el atentado contra la iglesia de San Elías, cerca de Damasco, que dejó muertos y heridos entre los fieles. Los responsables eclesiales exigieron a las nuevas autoridades sirias “actuar de manera decisiva” para identificar y castigar a los culpables, al tiempo que reclamaron garantías reales de seguridad.

El arzobispo de Homs, Jacques Mourad ha descrito con crudeza la situación del país: “el pueblo vive sin dignidad ni confianza”. Aunque no siempre puede hablarse de persecución organizada contra los cristianos, explica, la sensación general es de inseguridad y abandono, y muchas familias intentan emigrar para sobrevivir. Sus palabras ponen de relieve la contradicción entre la imagen de estabilidad que el régimen de al-Shara quiere proyectar en Occidente y la realidad que padecen las comunidades locales, atrapadas entre la miseria económica, las amenazas de los grupos extremistas y la indiferencia de quienes, desde fuera, legitiman al nuevo poder.

Un relato invertido

El propio Padnos, tras dos años en celdas y sótanos, concluye:

“Mis captores preferían sus ficciones al mundo real. En esas salas a la luz de las velas todo parecía posible: la sangre era real, el dolor era real, y para ellos era justicia divina”
(Rolling Stone, 28/09/2025).

Ese es el hombre que hoy se presenta en Nueva York como garante de paz y modernidad, mientras la prensa internacional evita recordar su pasado.

¿Quién dirige la campaña?

La cuestión más grave no es solo el historial de al-Shara, sino el operativo coordinado de blanqueo que lo acompaña. El respaldo israelí, las sonrisas de mandatarios occidentales y la cobertura mediática acrítica configuran una operación de relaciones públicas sin precedentes.

Descubrir qué intereses y qué despachos de comunicación están detrás de esta campaña sería esencial para comprender cómo un jefe yihadista ha sido convertido en presidente legítimo ante los ojos del mundo.

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