Este 27 y 28 de septiembre abrirá sus puertas en Bérgamo (Italia) el renovado Museo Diocesano Adriano Bernareggi, un espacio de 900 metros cuadrados en el corazón histórico de la ciudad que reúne obras desde el siglo XIV hasta el XX.
El proyecto, instalado en el antiguo Palacio Episcopal sobre el Colle di San Salvatore, busca ser algo más que una colección artística: “un peregrinaje del espíritu”, en palabras del actual obispo de la diócesis, Mons. Francesco Beschi, quien cortará la cinta inaugural acompañado por autoridades civiles y eclesiásticas, según informó Vatican News.
Un museo como don y legado
El museo lleva el nombre de Mons. Adriano Bernareggi, obispo de Bérgamo entre 1936 y 1953, figura clave en la vida cultural y eclesial italiana. “Esta nueva sede es un don que viene de lejos —explica Mons. Beschi— fruto de la sensibilidad de Bernareggi, protagonista en la redacción del Código de Camaldoli, gran amante de la liturgia y convencido de que el anuncio del Evangelio encuentra en el arte su forma más sublime”.
900 metros cuadrados de belleza
La nueva sede ofrece diez salas en dos plantas, con unas 60 obras de arte entre pinturas, esculturas y objetos sagrados. La colección recorre siete siglos de historia: desde la escultura medieval hasta Lorenzo Lotto y Andrea Previtali, pasando por Giovan Battista Moroni, Carlo Ceresa o Evaristo Baschenis, sin olvidar el arte del siglo XX con homenajes a Giacomo Manzù y Lello Scorzelli.
El museo también expondrá temporalmente piezas procedentes de parroquias de la diócesis, buscando ser un espacio de diálogo con el territorio y de recomposición del patrimonio disperso en los templos de la región.
Un mensaje de fe a través de la belleza
El obispo Beschi subrayó que el nuevo museo “no se trata de una simple colección, sino de un camino de fe, un viaje interior”. Recordó las palabras de san Pablo VI a los artistas tras el Concilio Vaticano II: “El mundo necesita belleza para no caer en la desesperación”.
Para Beschi, el museo quiere responder también a la pregunta planteada recientemente por el Papa Francisco: ¿para qué sirve el arte en un mundo herido? La respuesta, dijo, es clara: “El arte no es un lujo, sino una necesidad del espíritu. Educar a la belleza es educar a la esperanza”.
Un museo extendido en la ciudad
El Bernareggi no se limita a sus salas de exposición. El proyecto incluye espacios para conferencias, actividades educativas y una sala multimedia que reconstruye el tejido arquitectónico de la zona.
Con un único billete, los visitantes podrán acceder además al Palacio Episcopal con su Aula Picta, al baptisterio del siglo XIV, a los restos de la antigua catedral paleocristiana, al Oratorio de San Lupo —dedicado al arte contemporáneo— y, próximamente, al área arqueológica del Tempietto de Santa Croce, actualmente en excavación.
La experiencia abarca más de 1.700 años de historia, ofreciendo a peregrinos y visitantes un recorrido donde la fe y la cultura se encuentran.
