En Roma, diócesis del Papa, se ha producido un grave episodio de abuso litúrgico durante un acto convocado por el Vicariato de Roma en la iglesia de San Giuseppe dei Falegnami, en el Foro Romano.
El evento, anunciado como una “oración continua por la paz en Gaza y Tierra Santa”, comenzó el 22 de septiembre y concluye hoy, 25 de septiembre. Las imágenes difundidas muestran que durante la exposición del Santísimo Sacramento se colocó la custodia sobre un pañuelo palestino y rodeado de objetos ajenos al culto católico.
Un altar convertido en escenario político
Junto al altar se dispusieron banderas arcoíris —presentadas como símbolos de “paz”, pero asociadas también al activismo LGBT—, pancartas de reivindicaciones políticas y otros objetos de carácter profano.
En el ambón se llegó incluso a cubrir la sede con una tela multicolor, mientras en el suelo aparecían mapas, carteles y materiales que nada tienen que ver con la adoración eucarística.
Por qué es un abuso litúrgico
Las normas de la Iglesia son claras: la custodia o viril deben colocarse sobre el corporal, el altar o un paño litúrgico aprobado. Así lo indica la instrucción Redemptionis Sacramentum en el n. 169, que prohíbe introducir elementos extraños al culto eucarístico.
Más aún, el Código de Derecho Canónico en el canon 1367 establece sanciones graves para los actos que constituyan irreverencia hacia el Santísimo Sacramento. Aunque el canon se refiere de modo estricto a profanaciones, los teólogos y canonistas coinciden en que colocar la Eucaristía sobre objetos de carácter político o profano constituye una ofensa a su dignidad.
La gravedad de que ocurra en Roma
Lo sucedido reviste aún mayor gravedad porque no se trata de un caso aislado en una parroquia remota, sino de un evento organizado en la diócesis del Papa y promovido por organismos del propio Vicariato de Roma.
Que en el corazón de la Iglesia se tolere —y se promueva— una exposición del Santísimo de esta forma constituye un motivo de escándalo para los fieles, que esperan de Roma un ejemplo de reverencia, fidelidad y cuidado hacia la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.