El obispo de Urgell a punto de aprobar una ley abortista para Andorra con el aval del Vaticano
por INFOVATICANA |
Andorra se encuentra en la antesala de un escándalo histórico. El Gobierno del Principado, bajo el mando de Xavier Espot, prepara un proyecto de ley para noviembre de 2025 que busca despenalizar el aborto, según informó el medio Le Veu Lliure.El texto contempla la eliminación de las penas de prisión y de inhabilitación profesional, además de un sistema para que las mujeres sean derivadas a clínicas en Francia o España, con acompañamiento «médico» desde Andorra y compensaciones económicas.Lejos de ser una medida “intermedia”, se trata de una auténtica legalización encubierta, pues el Estado no solo dejará de penalizar el aborto, sino que lo subvencionará con dinero público.Se maquilla la contradicción con el argumento de que los abortos no se practicarán dentro del territorio, pero el resultado es el mismo: el asesinato de los niños por nacer pasará a ser amparado y financiado por el propio Estado andorrano.La gravedad de esta maniobra aumenta por la peculiaridad institucional de Andorra. El Principado tiene como jefes de Estado al presidente de la República Francesa y al obispo de Urgell. Hoy, esa responsabilidad recae en Josep-Lluís Serrano Pentinat, quien el 31 de mayo de 2025 asumió como obispo de Urgell y copríncipe. Si este proyecto avanza, será Serrano Pentinat quien deberá sancionar con su firma esta ley inicua, legitimando el aborto desde la jefatura de Estado.En Roma, la Secretaría de Estado, bajo la dirección del cardenal Pietro Parolin, ha seguido el asunto con la excusa de buscar un “equilibrio institucional”. Pero lo cierto es que este “equilibrio” se puede traducir finalmente en una claudicación: permitir que un obispo católico dé cobertura política a una norma que convierte en derecho lo que la Iglesia ha condenado siempre como crimen gravísimo.
Si en noviembre de 2025 se presenta el proyecto y sigue su curso parlamentario, nos encontraremos con un hecho sin precedentes: el único obispo católico del mundo que es jefe de un Estado (más allá del Papa en El Vaticano) sancionará una ley que subvenciona el aborto. Este gesto marcaría un antes y un después en la defensa de la vida dentro de la Iglesia y dejaría una herida profunda en la credibilidad de su compromiso con los más indefensos: los niños por nacer.