El Papa León no aprobará la homosexualidad, «de momento»

El Papa León no aprobará la homosexualidad, «de momento»

Recogemos, por su interés, la última nota editorial del padre Santiago Martín

 

P. Santiago Martín

Se ha publicado la primera entrevista importante, grande, hecha al Papa León XIV: interesantísima, bastante reveladora de lo que va a ser, por lo menos, la doctrina de este pontificado. No sé si también marcará el gobierno de este pontificado, al menos durante la primera etapa, porque estamos previsiblemente ante un pontificado largo.

Y creo que, para entenderla y para ir hasta el fondo de esta entrevista —que aconsejo leer—, hay que utilizar tres claves de interpretación.

La primera, por supuesto, son opiniones mías. Aunque le han hecho la entrevista al Papa León, parece como si se la hubieran hecho al Papa Francisco. ¿Por qué? Porque el Papa León está continuamente haciendo referencia a Francisco: para decir “El Papa hizo esto y yo lo voy a seguir manteniendo” —por ejemplo, el nombramiento de mujeres en cargos relevantes de la Iglesia—, o para afirmar “El Papa Francisco no hizo esto y yo tampoco lo voy a hacer” —por ejemplo, la modificación de la moral sexual, concretamente en lo que respecta a las relaciones homosexuales, o la ordenación de diaconisas.

¿Por qué esas continuas citas a Francisco? Cada uno podrá tener su opinión. La mía es que es un intento de tranquilizar a la parte más liberal de la Iglesia, diciéndoles: “No estoy introduciendo cambios, no estoy yendo más allá de lo que hizo Francisco, como quizá os gustaría. Pero debéis tener calma. No podemos avanzar más; hay que asentar lo ya conseguido y no podemos mover más el avispero porque entonces va a haber un cisma”. Algo parecido a lo que dijo hace poco el cardenal jesuita Hollerich: que el Papa León interpreta la misma letra que Francisco, pero con otra música.

Segunda clave: el Papa León introduce este concepto de manera clara. No se va a modificar la doctrina, de momento. En el corto plazo, no. Con ello busca, por un lado, tranquilizar a los conservadores diciéndoles: “No se cambia nada”. Pero al mismo tiempo quiere tranquilizar a los liberales sugiriendo que esto podría ser temporal. No dice que lo sea, pero abre la posibilidad: “De momento no” significa literalmente eso. De momento no habrá diaconisas —aunque se sigue estudiando en comisiones—, de momento no se tocará el concepto de bondad o malicia de las relaciones homosexuales. Repito: de momento, no.

La tercera clave: desde su primer discurso, el Papa León ha dejado claro que busca la unidad de la Iglesia. En esta entrevista vuelve a ese tema, pero desde otra perspectiva: habla de que la Iglesia está muy polarizada. Evitar cualquier cosa que aumente esa polarización es su objetivo. Por ejemplo, no aprobar la bondad de las relaciones homosexuales. Cita lo ocurrido en el último sínodo —que no era sólo de obispos—, en el que ese tema fue motivo de polarización. Y añade que escuchó de obispos no occidentales la crítica de que Europa y los países democráticos de Occidente estaban obsesionados con el sexo. Introducir ahora este asunto, dice, sería fomentar la división, y él no quiere hacerlo.

Esto abre otra cuestión: si ahora no se aprueban las relaciones homosexuales, si ahora no se aprueban las diaconisas —y evidentemente, aprobadas las diaconisas vendrían las sacerdotisas, obispesas y hasta “papisas”—, ¿es sólo para evitar la polarización? Y si la polarización disminuyera, ¿entonces se aprobaría?

¿Y cómo podría disminuir la polarización? El factor tiempo. Cuando desaparezcan —simplemente por edad— líderes conservadores como los cardenales Sarah, Burke, Müller o el obispo Schneider, y sean sustituidos por otros más liberales, la polarización podría bajar y, entonces, introducirse cambios doctrinales o litúrgicos. Siempre habrá algún cura liberal, incluso radical, al que se pueda nombrar obispo o cardenal. Pero el factor tiempo también juega en contra, porque la mayoría de seminaristas y sacerdotes jóvenes son conservadores.

En el fondo, la pregunta es: ¿Quién es en realidad el Papa León XIV?
¿Un liberal que intenta calmar a los conservadores diciendo “no se toca nada”?
¿O un conservador que intenta calmar a los liberales con un “por ahora no”, sin que eso signifique que mañana, o pasado mañana, no se hagan los cambios?

Quizá pronto lo sepamos. Por ejemplo, con los nombramientos de nuncios en países conflictivos como Estados Unidos, Alemania o Bélgica. ¿Serán nuncios que elijan obispos conservadores o liberales? Eso será un signo claro, un acto de gobierno. También veremos cómo forma su equipo en el Vaticano, a quién nombra en el importantísimo dicasterio de los Obispos, ahora vacante, o a quién pone en los cargos interinos de cardenales ya jubilados. Todo eso demostrará quién es de verdad.

Otro punto importante: en la entrevista critica a los países del norte de Europa —no Suecia, Noruega o Dinamarca, donde el episcopado es conservador, sino Alemania y Bélgica—, que están yendo más allá de Fiducia supplicans dando bendiciones no sólo a personas homosexuales, sino también a parejas. León XIV lo critica y afirma que eso va más allá de lo permitido. Ahora bien, ¿se contentará con decir que está mal o tomará medidas? Hasta ahora, como él mismo ha reconocido, no ha habido cambios esenciales en la doctrina, pero se ha tolerado que esa doctrina no se cumpla.

Es como un gobierno que aprueba leyes estupendas, pero después permite que no se cumplan. Hay leyes magníficas para proteger a los menores, pero no se actúa contra los violadores. Hay leyes magníficas contra el fraude fiscal, pero no se persigue a los defraudadores. Aquí también se verá quién es de verdad el Papa León.

Un último punto: el Papa ha dicho que la misión de cualquier pontífice es confirmar la fe del pueblo. ¿De qué pueblo? ¿Del alemán, del africano? ¿Confirmar la fe de cada pueblo según su momento histórico, o confirmar a todo el pueblo de Dios en la fe de la Iglesia, la fe de 2000 años, la fe de los apóstoles, de los mártires y de los santos? Esa es la verdadera misión del Papa: confirmar a la Iglesia entera en la fe de la Iglesia, no en la fe de las mayorías ni en lo políticamente correcto.

La tarea que tiene León XIV es dificilísima. Él lo sabe: quiere la unidad, evitar la polarización. Pero ¿a costa de qué? Por eso tenemos que rezar mucho por él. Es el Papa, no lo olvidemos. Es el Papa, y debemos tener confianza en él y en el Espíritu Santo.

Recemos mucho por él.

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