El 23 de julio, El Plural publicó en exclusiva una denuncia interna que señalaba al deán de la catedral de Segovia, Rafael de Arcos Extremera, por articular una presunta trama de pagos en negro, malversación de donativos y acoso laboral.
Según documentos y testimonios, trabajadores de la Casa de la Espiritualidad San Frutos habrían pagado alquileres encubiertos bajo la forma de “donativos” sin contratos ni facturas. Además, se denunciaron sobresueldos entregados en “sobres” por horas extra y un ambiente laboral tóxico que, de acuerdo con las fuentes, llegó a provocar en algunos empleados graves problemas de salud mental documentados en informes clínicos.
El deán negó categóricamente estas acusaciones a El Plural, afirmando que todo responde a un movimiento “en su contra” y que las cuentas son claras y transparentes. En ese momento se abrió una investigación interna sobre el caso para aclarar lo ocurrido.
La absolución de la diócesis
Tras semanas de silencio, el 16 de septiembre la Diócesis de Segovia difundió un comunicado oficial en el que anunció los resultados de una investigación interna realizada por su Sistema de Cumplimiento Normativo Penal.
Según la nota, no se hallaron “conductas delictivas ni infracciones graves” en la gestión del Cabildo ni en el proceder del deán. El informe asegura que el trato a los trabajadores fue “correcto y respetuoso” y que todos los fondos revisados fueron “debidamente contabilizados y destinados a fines propios de la Iglesia”.
El comunicado también señaló que se identificaron algunos “aspectos formales objeto de mejora”, para los cuales se propusieron medidas correctivas orientadas a reforzar la transparencia. Con ello, el Obispado pretendió zanjar el asunto reafirmando su compromiso con la ética y la legalidad.
Durante la investigación no se hizo pública ninguna acusación más que la información con la que se había iniciado el caso.
El alegato de las víctimas
Sin embargo, apenas un día después, Religión Digital publicó, el 17 de septiembre, una carta abierta de uno de los denunciantes dirigida al obispo de Segovia, Jesús Vidal Chamorro.
En el escrito, el trabajador de la Catedral acusa al Cabildo de haber montado una investigación “a medida” y sin escuchar a las víctimas:
“¿Cómo se puede llamar investigación interna cuando se ignora deliberadamente a quien ha sufrido los hechos? Al excluirme han blindado un relato prefabricado, donde los acusados se convierten en jueces de sí mismos”.
La carta denuncia que el proceso se limitó a entrevistas con empleados dependientes del deán, que se utilizaron informes ambiguos y que no se dieron explicaciones concretas sobre los hechos revelados por El Plural, como los pagos en negro o el encubrimiento de alquileres bajo la fórmula de donativos.
El denunciante añade que aportó audios, documentos y pruebas sobre presunto acoso, irregularidades en contratos y manipulación de reseñas —evidencia que aporta en la publicación de ayer—, pero que nada de esto fue considerado en la investigación oficial. “Lo que se ha difundido es una farsa pensada para sofocar críticas, no para esclarecer la verdad”, concluye.
Miembro del Dicasterio para el Clero
El 28 de agosto de 2025 Jesús Vidal Chamorro, fue nombrado miembro del Dicasterio para el Clero, oficina que tiene a su cargo, entre otras funciones, la formación de sacerdotes y seminaristas, y contribuye en la supervisión de la conducta de miembros del clero.
Que Mons. Vidal ocupe posiciones de creciente responsabilidad en la Iglesia nacional e internacional es significativo. Sin embargo, el permitir o tolerar —aun en apariencia—situaciones denunciadas de falta de transparencia, acoso laboral o gestión opaca bajo su jurisdicción constituye un riesgo serio para la credibilidad y la competencia de sus funciones.
Transparencia o encubrimiento
Mientras el Obispado asegura que todo está en orden, la víctima afirma que nunca fue escuchada y que la investigación fue un simple trámite para apagar el escándalo. Lo que si es cierto es que una Iglesia que proclama la verdad no puede permitirse ignorar a quienes denuncian abusos o corrupción.
Por el momento se espera una respuesta más esclarecedora por parte de la diócesis de Segovia, porque si no se hace una investigación transparente, con garantías y dando voz real a las víctimas, la sospecha de encubrimiento seguirá dañando la confianza de los fieles.
