Un nuevo episodio en la prolongada disputa litúrgica de la Iglesia siro-malabar estalló este mes en la India. Según informó The Pillar, el sacerdote Augustine Vattoly, conocido por su activismo social, presentó su renuncia como vicario de la parroquia de San Agustín en Kadamakkudy (Kerala) después de que se le pidiera celebrar la “Misa Unificada”, la liturgia común aprobada por el Sínodo de la Iglesia siro-malabar. Medios locales confirmaron la dimisión y su motivación en una carta pública del sacerdote.
En una carta dirigida al arzobispo Joseph Pamplany —vicario del arzobispo mayor para Ernakulam-Angamaly desde el 11 de enero de 2025— y fechada el 14 de septiembre, Vattoly explicó que nunca había adoptado la nueva forma litúrgica, en la que el sacerdote alterna su orientación entre el pueblo y el altar. Como la mayoría del clero de la arquidiócesis de Ernakulam-Angamaly, él continúa celebrando de cara a los fieles durante toda la Eucaristía.
El sacerdote, de 54 años, señaló que un feligrés solicitó expresamente la celebración según el nuevo formato, pero él no estaba dispuesto a aceptarlo. En su misiva sostuvo que el conflicto litúrgico “contradice las enseñanzas de Cristo” y afirmó que solo retirará su renuncia si la celebración de cara al pueblo es reconocida oficialmente como variante legítima en la arquidiócesis.
¿Qué es la Misa Unificada?
La “Misa Unificada” establece que el sacerdote celebre de cara al pueblo durante la Liturgia de la Palabra, se vuelva hacia el altar en la Liturgia eucarística y, tras la Comunión, retome la orientación hacia la asamblea. Esta fórmula fue aprobada en agosto por el Sínodo de obispos como parte de un compromiso para poner fin a años de protestas en Ernakulam–Angamaly, donde la mayoría del clero y de los fieles continúa celebrando la Eucaristía de cara al pueblo de principio a fin, práctica extendida tras el Concilio Vaticano II. El acuerdo vigente obliga a las parroquias de la arquidiócesis a celebrar al menos una Misa Unificada los domingos y días de precepto, manteniendo el resto de celebraciones según el esquema habitual.
Un trasfondo histórico de divisiones
La Iglesia siro-malabar, con más de 4,6 millones de fieles, hunde sus raíces en la predicación de Santo Tomás Apóstol y siguió durante siglos el rito siríaco oriental bajo la jurisdicción de la Iglesia de Persia. El Sínodo de Diamper (1599), impuesto por los portugueses, forzó la latinización del rito y la jurisdicción romana, provocando una fractura que marcó su historia.
Aunque la rama católica recuperó su autonomía en 1923 y fue elevada a Iglesia Mayor Arzobispal en 1992, las tensiones en torno a la liturgia han sido constantes, en particular por el modo de celebrar la Eucaristía.
El esfuerzo de Roma por consolidar la unidad
El pasado 28 de agosto el Papa León XIV dispuso una reorganización de la Iglesia siro-malabar para reforzar la comunión interna. Entre las medidas destacan el nombramiento de nuevos obispos y la creación de cuatro provincias eclesiásticas. Según la Santa Sede, se trata de una apuesta para superar divisiones que en los últimos años amenazaban con desembocar en un cisma.
La renuncia del padre Vattoly, sin embargo, muestra que la aplicación de la Misa Unificada sigue siendo un punto crítico en el día a día de los católicos de Kerala, donde la tensión entre tradición y obediencia a las decisiones del Sínodo aún no se ha resuelto plenamente.
