Robert Sarah: “La comunión es el fin, la sinodalidad es solo un medio”

Robert Sarah: “La comunión es el fin, la sinodalidad es solo un medio”

En una entrevista concedida al medio italiano Avvenire, el cardenal Robert Sarah, prefecto emérito del Culto Divino y de la Disciplina de los Sacramentos, repasó su vida y su visión de la Iglesia. El purpurado africano expresó su profunda confianza en el nuevo Papa, León XIV, y al mismo tiempo lanzó críticas directas a algunos derroteros recientes en la vida eclesial, como la declaración Fiducia supplicans o las restricciones a la Misa en el rito tradicional.

«El Papa León XIV —afirma Sarah— está haciendo resurgir la centralidad irrenunciable de Cristo. Nos recuerda que sin Él nada podemos hacer: ni construir la paz, ni edificar la Iglesia, ni salvar nuestra alma». En sus palabras, el nuevo Pontífice se distingue por una atención inteligente al mundo, «siempre en espíritu de escucha y diálogo, pero con un arraigo firme en la Tradición». Para el cardenal, esta fidelidad no es un detalle estético, sino la garantía de continuidad con la Revelación y con los mismos fundamentos del Concilio Vaticano II.

Una vida marcada por la Iglesia y la misión

Sarah recuerda con gratitud haber colaborado con grandes figuras de la Iglesia: santa Teresa de Calcuta, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y el propio papa Francisco. Nacido en Guinea, fue ordenado sacerdote y luego arzobispo en su país, hasta que san Juan Pablo II lo llamó a Roma como secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Benedicto XVI lo creó cardenal y lo designó presidente del Pontificio Consejo Cor Unum. Más tarde, Francisco lo nombró prefecto del Culto Divino, cargo que desempeñó hasta 2021.

Después de la elección de León XIV, el Papa lo eligió como su enviado especial al santuario de Sainte-Anne-d’Auray, en Francia, para conmemorar los 400 años de las apariciones de santa Ana. Sarah, sin embargo, se resta importancia: «Cada día hay noticias mucho más relevantes para la Iglesia. Lo esencial es Cristo y su mensaje, no la figura de un cardenal».

Unidad frente a divisiones

Consultado sobre el énfasis de León XIV en la unidad eclesial, Sarah advirtió contra dos visiones opuestas que dañan a la Iglesia: por un lado, quienes quieren diluir la Tradición en una apertura incondicionada al mundo; por otro, quienes conciben la Tradición como algo rígido, fosilizado, ajeno a la historia. «Ambas posturas son ideológicas —sentenció—. La misión de la Iglesia es única y no puede cumplirse sino en comunión. La diversidad de carismas es una riqueza, pero todo debe estar enraizado en la unidad».

El cardenal denunció que la debilidad en el anuncio cristiano proviene de la falta de valentía de algunos pastores:

«La Iglesia no ha abandonado al hombre, pero sí algunos cristianos, cuando se han avergonzado de Cristo y han reducido la fe a simple promoción social».

El Occidente sin Dios

Sarah acaba de publicar su libro Dio esiste? (¿Dios existe?), en el que aborda la crisis espiritual de Occidente. «Hoy domina la idea de que se puede prescindir de Dios. El hombre, tras destronarlo, se ha sentado en su lugar, pretendiendo crear un nuevo orden que niega el que Dios estableció». Recordó cómo Benedicto XVI invitaba a vivir etsi Deus daretur, «como si Dios existiera», incluso para los no creyentes, porque la realidad de la presencia divina no puede ignorarse sin caer en la deshumanización.

Para el cardenal, los ídolos modernos —el éxito, el poder, la riqueza, la posesión incluso de personas— no pueden llenar el vacío existencial. «Dios no es una idea ni una emoción, sino una certeza: el Hijo del Hombre ha existido realmente y sigue habitando entre nosotros. La Encarnación es un hecho. Todavía hoy es posible encontrar a Cristo, reconocerlo y hasta dar la vida por Él».

Curia, sinodalidad y Misa tradicional

Sobre la reforma de la Curia, Sarah subraya que la Iglesia pertenece a Cristo y el Papa es solo su humilde servidor: «Las estructuras son necesarias para la misión, pero siempre al servicio del Resucitado». A propósito de la sinodalidad, advierte del riesgo de convertirla en un fin ideológico. «La comunión es el fin; la sinodalidad es solo un medio, un estilo de caminar juntos. La comunión, en cambio, es jerárquica porque así quiso Cristo su Iglesia».

En el terreno litúrgico, fue muy claro: «Un rito no se inventa en un despacho, es fruto de siglos de fe vivida. Me pregunto si se puede prohibir un rito milenario. La diversidad de ritos siempre ha sido riqueza para la Iglesia. Y si la liturgia es fuente de teología, ¿cómo impedir el acceso a las fuentes antiguas? Sería como prohibir estudiar a san Agustín para comprender la gracia o la Trinidad».

Crítica a Fiducia supplicans

Uno de los momentos más contundentes de la entrevista fue su valoración de la declaración Fiducia supplicans, que permite bendiciones a parejas en situación irregular, incluidas homosexuales. «Espero que pueda aclararse mejor y reformularse. Es un documento teológicamente débil e injustificado. Pone en riesgo la unidad de la Iglesia. Es un texto que debe ser olvidado».

Testigo entre África y Occidente

Sobre su papel entre continentes, Sarah se define no como un puente, sino como testigo. «Al Norte, saciado y desesperado, quiero recordarle las razones profundas de vivir y morir. Al Sur, que conserva la esperanza pero sufre problemas graves, quiero ofrecerle ánimo». Destacó que África puede aportar a la Iglesia universal frescura, entusiasmo y una fe genuina, aunque está pagando un precio altísimo en sangre: «El martirio de tantos cristianos será fecundo, semilla de nuevos creyentes».

Al final de la entrevista, al repasar su vida, Sarah subrayó con emoción dos momentos esenciales: haber nacido en una familia cristiana y haber recibido el don de la vocación sacerdotal. «Ahí todo cambió. Comenzó una historia de amor que no terminará jamás y una misión fascinante y exigente: ser alter Christus, pronunciar “Este es mi Cuerpo” y “Esta es mi Sangre” con toda la responsabilidad y la gracia que eso conlleva».

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