Santos del Jubileo

Santos del Jubileo

Por el P. Raymond J. de Souza

Los Papas prestan especial atención a los santos que canonizan en los años jubilares. La canonización conjunta de Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis hoy constituye uno de los momentos culminantes del Jubileo 2025, y quizás también uno de los puntos más altos del pontificado de León XIV.

Para el Jubileo del año 1900, el Papa León XIII canonizó a dos santos con una notable devoción popular: san Juan Bautista de La Salle y santa Rita de Casia. No todos los santos canonizados gozan de un culto extendido; la mayoría son relativamente desconocidos. En los años santos, los Papas procuran canonizar santos populares.

El venerable Pío XII canonizó a santa María Goretti en 1950, cuya devoción estaba tan extendida que fue la primera canonización celebrada al aire libre en la plaza de San Pedro, para poder acoger a cientos de miles de fieles, entre ellos la madre de la nueva santa, de 84 años.

En 1975, san Pablo VI canonizó a Isabel Ana Seton y a Oliver Plunkett, sucesor de san Patricio. Este último, arzobispo de Armagh y Primado de toda Irlanda, fue martirizado en 1681 y fue un clérigo aún más prominente que san Juan Fisher. Con su canonización se completaba la glorificación de los mártires de la Reforma inglesa, a quienes Pablo VI otorgó especial atención.

Durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia en 2016, el Papa Francisco canonizó a santa Teresa de Calcuta, ejemplo del siglo XX de las obras de misericordia, y también a san José Sánchez del Río, el joven mártir de la Cristiada en México. Asimismo, canonizó a Isabel de la Trinidad, carmelita contemporánea de santa Teresita. Hans Urs von Balthasar escribió sobre ambas en Dos hermanas en el Espíritu, donde empleó la bella imagen de que los santos son los números primos de Dios.

Los Papas Pío XI y san Juan Pablo II fueron quienes más embellecieron el calendario jubilar con canonizaciones notables. Tal vez 2025 llegue a ser considerado en el futuro como un jubileo de similar esplendor.

Pío XI concentró varias ceremonias importantes en el verano de 1925: santa Teresita del Niño Jesús, san Pedro Canisio, san Juan María Vianney y san Juan Eudes, estos dos últimos canonizados el mismo día. También beatificó en junio a los mártires jesuitas de Norteamérica y en julio a los mártires coreanos. Santos de gran renombre que, además, atrajeron a numerosos peregrinos a Roma.

San Juan Pablo II preparó el Gran Jubileo durante décadas, mencionándolo ya en los primeros párrafos de su primera encíclica en 1979. El programa de canonizaciones fue cuidadosamente elaborado para señalar el fin del siglo totalitario: canonizó grupos de mártires de México y China, estos últimos provocando fuertes protestas del régimen comunista chino, aunque los mártires precedían a la revolución de Mao. Estas canonizaciones buscaban destacar a los “nuevos mártires” de los regímenes asesinos del siglo XX.

Viajó a Fátima —su único viaje jubilar fuera de Tierra Santa— para beatificar a los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto, y revelar el “tercer secreto”, parte de la historia oculta del siglo XX. En el centro de todo ello, propuso el mensaje de la Divina Misericordia, “el límite último al mal en el mundo”, con la canonización de santa Faustina Kowalska, “hija de Polonia” y “primera santa del tercer milenio.”

Además, Juan Pablo II canonizó a santa Catalina Drexel, pionera estadounidense en la educación de las minorías raciales, y a santa Josefina Bakhita, antigua esclava sudanesa que hoy goza de gran prominencia como patrona contra la trata de personas.

Junto con Frassati y Acutis, este mes de octubre también se canonizarán, como es habitual, a Ignazio Choukrallah Maloyan, Pedro To Rot, Vincenza Maria Poloni, María del Monte Carmelo Rendiles Martínez, María Troncatti, José Gregorio Hernández Cisneros y Bartolo Longo. Algunos nombres destacan con especial fuerza.

Pedro To Rot, hijo de los primeros conversos al catolicismo en Papúa Nueva Guinea, fue catequista laico. En lugares con escasez de sacerdotes, los catequistas son agentes clave de evangelización y catequesis. Fue martirizado por las fuerzas japonesas de ocupación en julio de 1945, encarcelado y asesinado por continuar su labor catequética y predicar contra la poligamia, práctica que los japoneses intentaban restablecer. Defensor del matrimonio cristiano y de la libertad religiosa, Pedro To Rot está hoy más vigente que nunca y goza de una amplia devoción en las Iglesias jóvenes de Asia y África.

El médico laico del siglo XIX, José Gregorio Hernández Cisneros, tiene una profunda devoción popular en Venezuela, donde es venerado incluso más allá de los católicos practicantes. Conocido como “el médico de los pobres” por brindar atención médica a los más necesitados, fue también un hombre de gran formación, docente universitario, terciario franciscano y animado por una fe viva. Estuvo muy cerca de los enfermos durante la gran pandemia de gripe de 1918 y murió en 1919, irónicamente, atropellado por una de las pocas ambulancias que existían en su tiempo. Santo de fe y ciencia, y símbolo de la dignidad de la medicina en tiempos de cultura de muerte, José Gregorio es un santo muy oportuno para 2025.

Bartolo Longo, hijo de un médico devoto, se alejó de la fe al ingresar en la universidad de Nápoles. No solo se alejó: abrazó el satanismo y fue “ordenado” sacerdote satánico. Esta práctica lo llevó a una profunda crisis mental, hasta que la renunció, volvió a la fe católica y se convirtió en terciario dominico en 1871. San Juan Pablo II lo llamó “el apóstol del Rosario” en su beatificación en 1980. Junto a su esposa, impulsó la construcción de la actual Basílica de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de Pompeya. El Papa León XIV canonizará así al santo más asociado con ese santuario, tras haber invocado a la Virgen de Pompeya en su primera aparición en la logia de San Pedro el 8 de mayo de 2025, su fiesta bajo esa advocación.

El satanismo y lo oculto están en auge, contrapunto oscuro de las alentadoras noticias católicas sobre el aumento de conversos adultos y los apostolados universitarios. Un converso del satanismo es hoy más necesario que en tiempos del propio Bartolo Longo. Y es además un santo de peregrinación, padre espiritual del santuario de Pompeya, en una época en que las peregrinaciones atraen tanto a creyentes como a no creyentes (Santiago, Chartres).

Frassati y Acutis, jóvenes con una santidad accesible y atractiva, son los nombres centrales del Jubileo 2025, pero el conjunto de santos jubilares promete perdurar bien en la memoria de las generaciones futuras, como ocurrió con los del jubileo de hace un siglo.

Basilica of Our Lady of the Most Holy Rosary of Pompeii [photo: Wikipedia]

Acerca del autor:

El P. Raymond J. de Souza es sacerdote canadiense, comentarista católico y miembro senior de Cardus.

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