“Criminales espirituales y asesinos de almas”: Mons. Schneider se pronuncia contra el “peregrinaje LGBTQ+” del Jubileo

“Criminales espirituales y asesinos de almas”: Mons. Schneider se pronuncia contra el “peregrinaje LGBTQ+” del Jubileo

En una entrevista exclusiva concedida a la periodista Diane Montagna, Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná (Kazajistán), lanzó una dura advertencia contra la reciente peregrinación internacional LGBTQ+, aprobada por el Vaticano en el marco del Jubileo 2025. Schneider calificó el evento como una “desecración de la Puerta Santa” y un “ultraje a Dios”, al tiempo que acusó a los clérigos que promueven la agenda homosexual de ser “criminales espirituales” y “asesinos de almas”.

Un evento aprobado por el Vaticano

El evento, incluido en el calendario oficial del Jubileo 2025 del Vaticano, fue organizado por asociaciones como Tenda di Gionata (Italia), la Red Global de Católicos Arcoíris y Outreach, liderada en Estados Unidos por el jesuita padre James Martin. Durante la peregrinación, más de mil participantes asistieron a una vigilia donde una pareja lésbica compartió públicamente su “historia de amor”. Fotografías virales mostraron a dos hombres tomados de la mano en la Basílica de San Pedro, uno con una mochila con la frase “F*** the Rules”, y a otro joven con camiseta arcoíris posando para selfies con el Baldaquino de Bernini de fondo. Finalmente la Misa presidida por Mons. Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, quien alentó a los presentes a esperar con paciencia el reconocimiento eclesial de las uniones homosexuales.

Mons. Schneider: «Un grito silencioso de horror e indignación»

Mons. Schneider dijo a Montagna que su primera reacción fue un “grito silencioso de horror e indignación”, asegurando que lo ocurrido en la Basílica de San Pedro evoca las palabras de Cristo sobre la “abominación de la desolación en el lugar santo” (Mt 24,15). Subrayó que entrar por la Puerta Santa sin arrepentimiento, promoviendo ideologías contrarias al sexto mandamiento, constituye una burla a Dios y una profanación del Jubileo.

El prelado acusó directamente a las autoridades vaticanas de colaborar en el desprecio público de la moral católica: “Se permitió que los mandamientos de Dios fueran escarnecidos”. Pero señaló que, desde un punto de vista teológico, la veneración de la Pachamama en 2019 fue aún más grave, aunque ambos eventos —dijo— requieren un acto público de reparación por parte del Papa.

Mons. Schneider imploró a Papa León XIV a repetir el gesto de San Juan Pablo II, quien en el Jubileo del año 2000 denunció públicamente el World Pride de Roma. Schneider pidió al Papa actos de reparación, afirmando que la verdadera humildad consiste en reconocer los errores y reparar el daño.

“El Papa no es vicario de Francisco, sino de Jesucristo. Dios le pedirá cuentas sobre la defensa de la verdad”, advirtió.

Dejamos a continuación la entrevista completa y traducida:

Diane Montagna: Una foto viral de dos hombres homosexuales cogidos de la mano en la Basílica de San Pedro, uno con una mochila en la que se leía “F*** the Rules”, y otra imagen de un joven con una camiseta “arcoíris” haciéndose un selfie de su mano en forma de garra con el Baldaquino de Bernini de fondo, han dado la vuelta al mundo desde el 6 de septiembre. El grupo de peregrinos también entró en la Basílica llevando en alto una “cruz arcoíris”; se desconoce cómo un objeto así pasó la seguridad. La peregrinación fue aprobada por el Vaticano, como parte del Año Jubilar convocado por el papa Francisco. Excelencia, ¿cuál fue su primera reacción al ver estas fotos?

Mons. Athanasius Schneider: Mi reacción fue un grito silencioso de horror, indignación y dolor. Todos los verdaderos creyentes en la Iglesia —tanto fieles como clérigos— que todavía sostienen la validez de los mandamientos de Dios y lo toman en serio, deberían experimentar esta provocación como una bofetada descarada. Creo que muchos católicos fieles y miembros del clero permanecen, en cierto sentido, aturdidos por semejante golpe y necesitan tiempo para reponerse. Ha tenido lugar en la Basílica de San Pedro un acto sin precedentes, que bien puede describirse, en palabras de Nuestro Señor, como una “abominación de la desolación en el lugar santo” (cf. Mt 24,15).

Diane Montagna: ¿Cuál es el significado de la Puerta Santa y cómo influye en la realidad de lo sucedido el 6 de septiembre?

Mons. Schneider: Uno de los significados esenciales del Año Jubilar y de la Puerta Santa consiste en “conducir al hombre a la conversión y la penitencia”, como explicó san Juan Pablo II en la bula de convocación del Año Santo 2000. Otro signo característico es la indulgencia, que constituye uno de los elementos esenciales del Jubileo. Así, el Año Jubilar es un medio poderoso de la gracia de Dios para ayudar a los fieles a progresar en la santidad mediante una recepción fructuosa del sacramento de la penitencia y la obtención de la indulgencia, lo cual implica un desprendimiento consciente de todo pecado grave y desorden moral. Pues “la entrega libre y consciente al pecado grave… separa al creyente de la vida de la gracia con Dios y, por tanto, lo excluye de la santidad a la que está llamado” (Juan Pablo II, Incarnationis Mysterium, 9).

El objetivo declarado de las organizaciones LGBTQ+ que convocaron a sus adherentes y activistas para esta peregrinación jubilar era que la Iglesia reconociera y legitimara los llamados derechos homosexuales, incluidas las relaciones homosexuales y otras formas de conducta sexual extramatrimonial.

No hubo señales de arrepentimiento ni de renuncia a pecados objetivamente graves ni al estilo de vida homosexual por parte de los organizadores y participantes en esta peregrinación. Atravesar la Puerta Santa y participar en el Jubileo sin arrepentimiento, promoviendo una ideología que rechaza abiertamente el sexto mandamiento de Dios, constituye una especie de profanación de la Puerta Santa y una burla de Dios y del don de la indulgencia.

Diane Montagna: Los grupos implicados en el evento (Tenda di Gionata, la Red Global de Católicos Arcoíris y Outreach, dirigida por el P. James Martin, SJ) rechazan la idea de conversión del estilo de vida LGBTQ+ y creen, en cambio, que ha llegado el momento de que la Iglesia lo reconozca. ¿Qué dice sobre el estado actual del Vaticano que se haya permitido este evento?

Mons. Schneider: En esto, las autoridades responsables de la Santa Sede colaboraron de facto en socavar y poner en duda la validez del sexto mandamiento de Dios, particularmente su condena explícita de la actividad homosexual. Se quedaron de brazos cruzados y permitieron que Dios fuera objeto de burla y que sus mandamientos fueran despreciados con arrogancia.

Diane Montagna: ¿En su opinión, este evento fue peor que el escándalo de la Pachamama?

Mons. Schneider: Desde un punto de vista teológico y objetivo, la veneración de la Pachamama en la Basílica de San Pedro fue peor que la peregrinación LGBTQ+, pues constituyó una transgresión directa del primer mandamiento del Decálogo y, por lo tanto, fue más impía incluso que un hecho abominable que contradice o ridiculiza el sexto mandamiento. La promoción de la sodomía y de otras inmoralidades sexuales equivale a una forma indirecta de idolatría, mientras que al ídolo Pachamama se le rindieron actos explícitos de veneración religiosa: incienso, luces, velas y postraciones. Ambos eventos deben ser reparados públicamente por el Papa mismo. Esto es urgentemente necesario, antes de que sea demasiado tarde, porque Dios no puede ser burlado (cf. Gal 6,7).

Diane Montagna: Antes de la peregrinación por la Puerta Santa, se celebró una misa presidida por Mons. Francesco Savino, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en la iglesia del Gesù de Roma, regida por los jesuitas. Todos podían recibir la comunión. ¿No es el asentimiento a toda la doctrina y moral de la Iglesia un requisito previo para recibir al Señor en la Eucaristía?

Mons. Schneider: Sí, ciertamente es un requisito, como lo ordena Dios en la Sagrada Escritura mediante la enseñanza de san Pablo: “Quien coma y beba sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y débiles, y bastantes han muerto” (1 Cor 11,29-30). La Iglesia ha mantenido este precepto inmutable y universal durante dos mil años, y lo conserva aún en su enseñanza oficial. El Catecismo afirma claramente: “Quien tenga conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar” (n. 1415). Además, señala que la Sagrada Escritura “presenta los actos homosexuales como actos de grave depravación, [y] la tradición siempre ha declarado que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. En ningún caso pueden ser aprobados” (n. 2357).

Al permitir estas misas públicas para organizaciones LGBTQ+ en Roma y concederles el paso por la Puerta Santa de San Pedro, las autoridades de la Santa Sede mostraron ante todo el mundo una contradicción flagrante entre la enseñanza oficial de la Iglesia y su práctica. De este modo, estas altas autoridades repudiaron de hecho la doctrina que están obligadas a custodiar. A la luz de estos hechos manifiestos y evidentes para todos, cabe preguntarse: ¿puede el mundo seguir tomando en serio la enseñanza oficial de la Iglesia?

Diane Montagna: La organización “Courage International” es un apostolado que sirve a hombres y mujeres con atracción hacia el mismo sexo, ayudándoles a llevar una vida de santidad conforme a la plenitud de la fe católica. Si la peregrinación del sábado hubiera sido patrocinada por Courage, no habría habido escándalo. ¿Cuál es su mensaje para las personas que participaron en el evento, que están siendo engañadas por el P. James Martin y el movimiento LGBTQ+?

Mons. Schneider: Mi mensaje para ellos es ante todo de compasión. Porque cuando una persona rechaza conscientemente el mandamiento explícito de Dios que prohíbe toda actividad sexual fuera de un matrimonio válido, se coloca en el mayor peligro: perder la vida eterna y ser condenado eternamente al infierno. Debemos mostrar compasión hacia quienes buscan legitimar la actividad homosexual y perseveran en ella sin arrepentirse e incluso con orgullo. El verdadero amor hacia estas personas consiste en llamarlas, con suavidad pero con constancia, a la conversión genuina a la voluntad revelada de Dios.

Estas personas están engañadas por el espíritu maligno, por Satanás, el padre de la mentira, y en el fondo son infelices, aunque hayan sofocado la voz de su conciencia. Tenemos que estar llenos de gran celo por salvar estas almas, liberarlas de engaños venenosos. Los sacerdotes que los confirman en su actividad homosexual o en un estilo de vida homosexual son criminales espirituales, asesinos de almas, y Dios les pedirá una estricta cuenta, conforme a su palabra: “Hijo de hombre, te he puesto como centinela para la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte. Si digo al malvado: ‘¡Oh malvado, ciertamente morirás!’, y tú no hablas para advertir al malvado que se aparte de su camino, ese malvado morirá por su iniquidad, pero yo te pediré cuentas de su sangre” (Ez 33,7-8).

Diane Montagna: Este evento fue planeado antes de la elección de León XIV. Algunos han argumentado que habría sido peor si el papa Francisco aún estuviera vivo. Señalan que León XIV no recibió a la delegación LGBT+ en su audiencia general jubilar en la plaza de San Pedro el sábado, ni les envió un mensaje.

Mons. Schneider: Estos argumentos no convencen. Que el Papa hubiera recibido a una delegación pro-LGBTQ+ habría sido verdaderamente inédito y el colmo del escándalo. El hecho de que León XIV no provocara semejante escándalo no justifica en absoluto su consentimiento de facto a este evento. No se puede suponer razonablemente ingenuidad por su parte, porque era completamente previsible que una organización pro-LGBTQ+, o al menos algunos de sus miembros, aprovecharían la Puerta Santa y la Basílica de San Pedro como plataforma para promover una ideología que desprecia y rechaza abiertamente la voluntad explícita de Dios expresada en su santo mandamiento.

Diane Montagna: El P. James Martin difundió fotos de una audiencia que tuvo con el Papa León varios días antes del evento. ¿Los papas antes de Francisco recibían a personajes de este tipo? ¿Qué piensa de estas y otras audiencias recientes, como la de la controvertida dominica sor Lucía Caram, quien supuestamente apoya el “matrimonio gay”?

Mons. Schneider: Antes del pontificado de Francisco, los sucesores de Pedro ni recibían oficialmente ni se fotografiaban con quienes, de palabra o de obra, rechazaban abiertamente la enseñanza doctrinal y moral de la Iglesia. Con estas reuniones oficiales y fotografías, León XIV envió de facto al mundo un mensaje de que no se distancia de sus enseñanzas y conductas heterodoxas y escandalosas, sobre todo porque la Santa Sede no ofreció aclaraciones después ni corrigió los mensajes triunfalistas del P. James Martin difundidos en redes sociales. Hay un dicho común que reza: “Qui tacet consentire videtur” —“Quien calla, parece consentir”.

Diane Montagna: La Iglesia no solo ha predicado la verdad, sino que también ha combatido activamente el error. A medida que el islam crece en Occidente y Europa se descristianiza, ¿qué está en juego si la Iglesia Católica cede su autoridad moral a estos lobbies y movimientos?

Mons. Schneider: San Pedro y sus sucesores, los Romanos Pontífices, junto con la Santa Sede, y por tanto la Iglesia Católica como tal, recibieron de Cristo mismo la más alta autoridad moral en este mundo. Esa autoridad consiste en enseñar al mundo entero —personas de todas las naciones y religiones— los mandamientos de Dios, es decir, observar todo lo que Cristo ha mandado (cf. Mt 28,20).

En la medida en que el magisterio de la Iglesia —en la Santa Sede y en el episcopado— se debilita, se vuelve ambiguo, confuso o incluso contradictorio, inevitablemente aumentará la influencia de la anti-verdad, en todas sus formas ideológicas y religiosas.

La fuerza del islam puede resultar cada vez más atractiva para algunos, pero el islam no puede ni podrá jamás impartir al alma humana la gracia necesaria para transformarse interiormente en un hombre nuevo mediante la gracia de Cristo. Vivo en un país de mayoría musulmana con fuerte presencia ortodoxa; cuando la gente ve estos acontecimientos, tanto líderes religiosos como personas comunes preguntan qué le pasa al Papa y a la Santa Sede.

Al permitir tales escándalos, las autoridades de la Santa Sede están silenciando la verdad de Cristo, la voz de Cristo. Por eso es imperativo en nuestro tiempo que las palabras del Papa y de la Santa Sede sobre la enseñanza de la Iglesia correspondan fielmente con sus actos. Porque no hay autoridad moral más alta en este mundo que la de Jesucristo, que confió su autoridad al Magisterio del Papa y del episcopado. ¡Qué tremenda responsabilidad! ¡Y qué inmensa rendición de cuentas en el juicio de Cristo!

Diane Montagna: Escribí al portavoz vaticano Matteo Bruni preguntando si el Vaticano emitiría un reconocimiento de que esto no debió permitirse y una disculpa por el escándalo, pero no hubo respuesta. ¿Qué revela este silencio?

Mons. Schneider: La Santa Sede se encuentra en una especie de callejón sin salida y afronta dos reacciones.

Por un lado, las organizaciones que promueven la legitimación del estilo de vida LGBTQ+ se alegraron. La inclusión de activistas LGBTQ+ entre los grupos de peregrinos del Año Santo y su solemne entrada en la Basílica de San Pedro —el centro espiritual del catolicismo— envió al mundo entero el mensaje de que la Santa Sede reconoce el objetivo principal de estas organizaciones: la aprobación de la actividad homosexual y otras conductas sexuales fuera del matrimonio. El mundo aplaude al Papa León XIV y a la Santa Sede por esto.

Por otro lado, están todos aquellos —católicos, pero también no católicos y personas de otras religiones— que aún sostienen la validez de los mandamientos de Dios y lo toman en serio, y que se encuentran en estado de shock. Todos los hijos fieles de la Santa Iglesia se sienten profundamente humillados. Es como un rubor en los rostros de los hijos de la Iglesia. Nos sentimos avergonzados ante Dios.

Se percibe un silencio embarazoso en la Santa Sede, semejante al silencio de conciencia turbada de quien sabe que ha hecho mal.

Diane Montagna: Este evento ocurrió en el primer sábado del mes, día en que Nuestra Señora de Fátima pidió especialmente reparación por las ofensas contra su Inmaculado Corazón. ¿Cómo pueden los fieles remediar lo sucedido?

Mons. Schneider: La situación es nada menos que una humillación pública de nuestra Santa Madre Iglesia ante la vergonzosa alegría de los enemigos de los mandamientos de Dios. Debemos hacer un acto colectivo de reparación por la ofensa cometida contra la santidad de la casa de Dios y de sus mandamientos. Nosotros, los hijos de la Iglesia —sobre todo el Papa, y especialmente aquellos clérigos que permitieron, apoyaron e incluso justificaron semejante abominación— debemos hacer nuestras las palabras del profeta Daniel: “A ti, Señor, pertenece la justicia, pero a nosotros la confusión de rostro… por haber pecado contra ti. A nosotros, Señor, la confusión de rostro, a nuestros reyes, a nuestros príncipes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti” (Dan 9,7-8).

Diane Montagna: Durante el Gran Jubileo del año 2000, Roma acogió la primera Marcha del Orgullo Mundial (1–9 de julio de 2000). San Juan Pablo II denunció públicamente aquel evento, diciendo:

“En nombre de la Iglesia de Roma, solo puedo expresar mi profunda tristeza por el agravio al Gran Jubileo del Año 2000 y la ofensa a los valores cristianos de una ciudad tan querida al corazón de los católicos en todo el mundo. La Iglesia no puede callar sobre la verdad, porque de hacerlo fallaría en su fidelidad a Dios Creador y no ayudaría a distinguir el bien del mal” (Ángelus, 9 de julio de 2000).

Mons. Schneider: En este sentido, basta leer lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica, que, después de señalar que los actos homosexuales son contrarios a la ley natural, afirma: “El número de hombres y mujeres que tienen tendencias homosexuales profundamente arraigadas no es despreciable. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida y, si son cristianos, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición” (n. 2358).

Diane Montagna: Excelencia, ¿qué mensaje desea enviar al Papa León XIV?

Mons. Schneider: Quisiera implorar al Papa León XIV que repita, en sustancia, estas palabras de san Juan Pablo II, manifestando así ante el mundo entero la verdadera humildad de reconocer la culpa de la Santa Sede por el escandaloso evento LGBTQ+ en la Basílica de San Pedro. La humildad es valentía en la verdad. Si León XIV realiza actos públicos de arrepentimiento y de reparación, no perderá nada; si no lo hace, perderá algo a los ojos de Dios, y solo Dios importa.

De corazón deseo que el Papa León XIV reciba la gracia de Dios para tener el valor de reparar este acto de abominación que ha manchado la santidad del Año Jubilar, haciendo suyas en toda verdad las palabras de san Pablo: “No me he acobardado de anunciaros todo el designio de Dios” (Hch 20,26-27).

Diane Montagna: Excelencia, ¿quiere añadir algo más?

Mons. Schneider: El Papa León XIV no es vicario de Francisco, sino Vicario de Jesucristo, que le pedirá cuentas por la defensa de la verdad. La armonía no fue el objetivo de Cristo, de otro modo no habría sido crucificado. Y san Agustín habría gozado de una vida muy armoniosa si no hubiera combatido los errores de su tiempo, también dentro de la Iglesia.

Que nuestro Santo Padre, el Papa León XIV, tome en serio las palabras de Nuestro Señor, dichas por medio de santa Brígida de Suecia a uno de sus predecesores, el papa Gregorio XI:

“¡Arranca, destruye y extirpa todos los vicios de tu corte! Apártate del consejo de los carnales y mundanos, y sigue humildemente el consejo espiritual de mis amigos. ¡Levántate como un hombre y vístete con fortaleza! Empieza a reformar la Iglesia que compré con mi propia sangre, para que sea reformada y llevada espiritualmente a su estado primitivo de santidad, pues hoy se muestra más veneración a un burdel que a mi Santa Iglesia. Hijo mío, escucha mi consejo. Si me obedeces, te acogeré misericordiosamente como un padre amoroso. Camina con valentía por el camino de la justicia y prosperarás. No desprecies al que te ama. Si obedeces, te mostraré mi misericordia, te bendeciré, te vestiré y te adornaré con las preciosas insignias pontificales de un papa santo. Te revestiré de mí mismo de tal modo que estarás en mí y yo en ti, y serás glorificado en la eternidad” (Libro de las Revelaciones, Libro IV, cap. 149).

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