El próximo 16 de septiembre, la duquesa de Kent, Katharine Worsley, recibirá un funeral católico en la Catedral de Westminster. Según informó La Razón, se trata de un hecho sin precedentes en más de cuatro siglos, dado que la familia real británica ha estado vinculada históricamente al anglicanismo desde la ruptura de Enrique VIII con Roma. La misa será presidida por el cardenal arzobispo de Westminster y contará con la asistencia de los reyes Carlos y Camilla, junto a otros miembros de la familia Windsor.
La conversión de Katharine y su vida discreta
La decisión de celebrar un funeral católico no puede comprenderse sin el giro que tomó la propia duquesa en 1994, cuando se convirtió al catolicismo. Fue la primera miembro de la familia real en dar ese paso desde la promulgación del Acta de Establecimiento de 1701, que prohibía a cualquier heredero casado con un católico acceder al trono. Pese a la carga histórica de su decisión, Isabel II acogió el gesto con naturalidad.
Lejos de la vida pública, Katharine se dedicó a la enseñanza musical en colegios estatales, donde sus alumnos apenas sabían de su relación con la Corona. Fiel a su estilo, rehusó el título de “Alteza Real” y prefería ser recordada como “la chica de Yorkshire”, sobrenombre que la prensa usaba con tono despectivo pero que ella llevaba con orgullo.
El gesto de Carlos III y la apertura religiosa
La asistencia del monarca británico a este funeral católico tiene un fuerte contenido simbólico. Desde su coronación en 2023, Carlos III ha buscado proyectar una monarquía más inclusiva, invitando a representantes de diversas confesiones —musulmanes, hindúes, sijes y judíos— a los actos oficiales. Como recordó La Razón, su presencia en la misa de réquiem desafía siglos de tradición anglicana, al mismo tiempo que refuerza su papel como jefe de Estado y cabeza de la Iglesia Anglicana.