¿Qué sucede cuando comunidades católicas vibrantes, con familias jóvenes y seminarios en crecimiento, son privadas de la misa que las sostuvo?
El nuevo documental Bread not Stones responde a esa pregunta mostrando el caso de la diócesis de Charlotte (EE. UU.), donde la aplicación de Traditionis Custodes ha supuesto un duro golpe para quienes crecieron espiritualmente en torno a la misa tradicional.
Según el filme, sacerdotes, conversos y familias describen cómo la misa tradicional transformó sus vidas: matrimonios salvados del divorcio, jóvenes atraídos al seminario, niños que descubren la fe con reverencia y silencio. En parroquias como St. Ann’s y St. Thomas Aquinas, la asistencia era tan numerosa que a menudo no quedaba sitio para sentarse, y de allí surgieron nueve seminaristas y dos vocaciones hacia la Fraternidad de San Pedro.
Pero lo que parecía una historia de crecimiento cambió de rumbo. El documental muestra que el obispo Martin dispuso que la misa tradicional dejara de celebrarse en esas parroquias y pasara únicamente a una capilla en Morrisville. El resultado, narran sus protagonistas, ha sido desolador: familias obligadas a viajar largas distancias con niños pequeños, sacerdotes que sienten que han perdido a sus feligreses y comunidades desgarradas que ahora viven una “doble vida litúrgica”: la misa en un lugar, los sacramentos y la catequesis en otro.
“¿Qué buen padre da piedras a sus hijos cuando le piden pan?”
La frase, repetida por una madre en el documental, condensa el dolor que retrata Bread not Stones. Otro sacerdote confiesa ante la cámara: “Con todos mis monaguillos, siento que nunca volveré a verlos”. Muchos fieles lo describen como un “divorcio forzado” dentro de la misma parroquia: ovejas dispersadas y un alimento espiritual retirado a quienes más frutos estaban dando.
Y, sin embargo, el documental no termina en la desesperanza. Sus protagonistas hablan de un “exilio babilónico” que pasará, convencidos de que la misa tradicional, aun relegada, está aquí para quedarse porque sigue alimentando a miles de almas y generando vocaciones visibles. La pregunta que deja flotando es directa y difícil de esquivar: ¿cómo puede ser malo lo que, lejos de dividir, ha generado fe, unidad y vocaciones?
Mira el documental completo:
Este artículo se basa en lo que describe el documental y en los testimonios que aparecen en él.
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