Daos niños asesinados y una veintena de heridos en una escuela parroquial de Minneapolis. El atacante irrumpe durante la Misa escolar, dispara contra vitrales y bancos, y se quita la vida. La comunidad católica destrozada, padres buscando a sus hijos, sirenas, policía, FBI, todo el protocolo. En Añastro: silencio administrativo.
La Conferencia Episcopal Española no encontró —hasta el cierre de esta edición— ni un párrafo de condolencia, ni un rezo público, ni una mínima palabra de consuelo por los niños católicos tiroteados en un templo. Ninguna nota “ad hoc”. Ninguna comparecencia. Ninguna urgencia.
La prisa selectiva
En cambio, cuando el Ayuntamiento de Jumilla limita el uso del polideportivo municipal a actividades del propio consistorio, los obispos reaccionan a velocidad de récord: comunicado inmediato, cita al artículo 16 de la Constitución, apelación a la declaración de derechos y acusación implícita al centro-derecha. Todo por una medida que no menciona religión alguna y que afecta a la Fiesta del Cordero por simple cuestión de reglamento de espacios.
El balance es indecente: niños católicos acribillados en Misa: cero palabras. Reglamento municipal sobre un polideportivo: páginas de indignación. Ese es hoy el baremo práctico de la “libertad religiosa” para nuestra jerarquía.
El factor García Magán
De nuevo, la batuta corre a cargo del secretario general, Francisco César García Magán. Cuando hay que salir en tromba para alinearse con el relato progresista, hay nota, hay titulares y hay entrevistas. Cuando el mundo contempla a dos niños católicos muertos ante el altar, el departamento de prensa enmudece. Este es el modelo de comunicación que ha convertido a la CEE en una oficina de gestos correctos y silencios vergonzosos.
Lo que sucedió en Minneapolis
Según han informado varios medios internacionales, el atacante dejó un rastro audiovisual donde se exhibe con iconografía ideológica y símbolos de carácter satánico, y planificó el ataque contra el templo de la Annunciation Catholic Church and School. El resultado: dos menores (8 y 10 años) asesinados y alrededor de veinte heridos durante la Misa escolar. Una comunidad católica rota.
Libertad religiosa: primero los tuyos
Si la libertad de culto merece comunicados encendidos para un polideportivo, con mayor razón los merecen los católicos abatidos en un templo. La jerarquía española no puede seguir usando la libertad religiosa como arma arrojadiza cuando conviene y como bozal cuando los asesinados son los suyos.
Exigimos coherencia: oración pública por las víctimas, denuncia explícita del odio anticristiano y defensa efectiva del derecho de los católicos a vivir y celebrar su fe sin miedo. Lo demás —las carreras para quedar bien con los de siempre— es propaganda con olor a cobardía.
