“Partir el pan juntos” y la centralidad de la Eucaristía
Ante los invitados —personas sin hogar, usuarios de centros de escucha, residentes de casas de acogida y familias— el Papa recordó el signo cristiano por excelencia: «partir el pan juntos», gesto en el que la Iglesia reconoce a Jesucristo “entre los suyos”. Indicó que ese gesto es la Santa Misa, pero también la experiencia concreta de sentarse alrededor de la mesa para compartir los dones recibidos, expresión de la caridad que brota de la Eucaristía. La cita fue organizada por la diócesis en colaboración con el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que gestiona el Borgo Laudato Si’.
“No hay un ‘nosotros’ y un ‘ellos’”: voz de la diócesis de Albano
El obispo Vincenzo Viva saludó a los presentes destacando la identidad de la Iglesia local: no hay benefactores ni beneficiarios, sino personas que comparten el pan, sus historias y sus esperanzas. Con gratitud por la visita del Pontífice, la diócesis remarcó que los pobres son protagonistas de la jornada, desde la Misa hasta la mesa común. La Prefectura de la Casa Pontificia había adelantado la participación de alrededor de 100 invitados, acompañados por voluntarios y responsables de Cáritas, entre ellos su director Alessio Rossi.
Primacía del compartir fraterno en el Borgo Laudato Si’
En su saludo, el cardenal Fabio Baggio, director general del Centro de Formación Avanzada Laudato Si’ y subsecretario del dicasterio competente, subrayó que el Borgo no es solo un lugar, sino un estilo de vida evangélico que abre sus puertas primero a los necesitados. Recordó la enseñanza social de la Iglesia: no hay auténtica ecología sin justicia social, y la caridad cristiana lleva la justicia al amor concreto. El Borgo, concebido para encarnar la encíclica Laudato si’ en un espacio formativo abierto, es hoy una plataforma para iniciativas de hospitalidad, cuidado de la creación y promoción humana.
Oración final y bendición: caridad que une
Al término del almuerzo, el Papa elevó una oración de acción de gracias por los dones recibidos y pidió la gracia de vivir “la verdadera caridad, unidos en el amor”, buscando siempre a quienes están más lejos o más solos. Después, impartió su bendición a los participantes y a sus familias, y saludó personalmente a los presentes.
